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15 de octubre de 2019 12:10

Fátima, otra superpapa

Cecilia Monteros (centro) y los campesinos de Bolívar cosechando papas. Foto: cortesía

Cecilia Monteros (centro) y los campesinos de Bolívar cosechando papas. Foto: cortesía

Betty Beltrán
(I)

No es una papa cualquiera. Se llama Fátima y tiene características superiores; por ejemplo, le hace frente a la lancha en un dos por tres, y su ciclo de cultivo es menor a 150 días. Es más, su rendimiento supera las 30 toneladas por hectárea.

Con esas bondades, los agricultores le dieron la bienvenida con buena cara y buen modo. Este cultivo milenario y originario de los Andes ha sido, a lo largo de la historia, el alimento de las culturas preincaicas.

La Fátima se desarrolló en la provincia de Bolívar, porque uno de sus tubérculos más famosos (la Gabriela) se hizo susceptible al tizón tardío, y su rendimiento era menor a 15 toneladas por hectárea. Por eso, fue necesario desarrollar otro tipo de alimento.

Cecilia Monteros, del Área de Mejoramiento Genético del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap), confiesa que crear nuevas variedades con características de resistencia a las condiciones del clima no es novedad; el Programa de Papa lo aplica hace rato.

En el 2000 arrancó el proceso de obtención de la Fátima. Primerito se buscaron a los progenitores con resistencia a tizón tardío en especies silvestres. Se realizaron 130 cruzamientos, de los cuales se obtuvieron 15 000 progenies, y en
el 2006 se seleccionaron 100 clones.

Entre el 2006 y el 2008 se realizaron las pruebas complementarias de rendimiento en regiones donde se evaluaron 30 clones, de los cuales se seleccionaron cuatro. Desde el 2009 hasta el 2018 los evaluaron y de los clones que llegaron al final se seleccionó el 154-97 (Iniap-Fátima).

Si se habla del pedigrí de la Fátima, apareció con el cruce de la Gabriela, Yema de Huevo y una variedad silvestre que tiene resistencia a condiciones adversas, admite Monteros.

Fue tan bien hecha, que tiene excelente sabor y textura arenosa... es un tigre para las sopas, purés, tortillas, papas cocinadas.... Además, por su alto contenido de materia seca y bajo en azúcares reductores, se le puede usar para p­rocesamiento de papas tipo bastón.

La liberación de esa nueva variedad se realizó en dos zonas representativas de la provincia de Bolívar: San Lorenzo y Cochabamba. La semilla libre de virus se entregó a la Universidad Técnica de Guaranda y de allí se iniciará, junto con el Ministerio de Agricultura y Ganadería, la multiplicación de semilla. Se espera que en dos años, la Fátima ya esté en el mercado.

Mientras tanto, las 23 variedades mejoradas tienen su hinchada. La más cul­tivada en todas las provincias es la Superchola. En la lista también está la Cecilia, con mayor presencia en los pueblos de Cotopaxi.

En cambio, la papa Única es reina en Carchi y Tungurahua. Y la Fripapa echó raíces en Chimborazo y Tungurahua; la Gabriela y Natividad, en el campo de la provincia de Bolívar.

De las 550 variedades nativas (sustentadas por los antepasados) las más comerciales son Yema de Huevo, Chauchas (amarilla y roja), Leona Blanca, Leona Negra, Bolona, Uvilla... Solo unos 20 tipos tienen presencia comercial en mercados de la Sierra, el resto se siembra exclusivamente para autoconsumo.

Las variedades nativas han sido colectadas, caracterizadas y conservadas por el Iniap, ya que constituyen una parte importante de nuestro tesoro cultural y genético, asegura Montero. Además, representan una importante fuente de genes para el desarrollo de nuevas variedades mejoradas.

Como siempre habrá nuevas enfermedades y los patógenos se volverán más resistentes, las nuevas variedades de papas seguirán haciendo su aparición. Actualmente se está trabajando para combatir la sequía, el frío y creando papitas biofortificadas.