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23 de diciembre de 2019 08:51

Cinco familias piden obra completa en el puente del Machángara

Elizabeth Pérez (izq.) y Alexandra Ruiz viven en las riberas del Machángara. Fotos: Edwing Encalada / ÚN

Elizabeth Pérez (izq.) y Alexandra Ruiz viven en las riberas del Machángara. Fotos: Edwing Encalada / ÚN

Edwing Encalada (I)

Mientras los técnicos de la Epmmop inspeccionaban la estructura del puente sobre el río Machángara, dos mujeres querían ayudar, el sábado 21 de diciembre del 2019.

Ellas se acercaron para indicarles una filtración de agua en el costado norte del viaducto, que podría afectar a la estructura.

Según Elizabeth Pérez, quien vive hace 31 años en la ribera del Machángara, una tubería de agua potable se rompió tras los trabajos de repavimentación que se realizaron en el sector y esa filtración puede afectar al puente que está cerrado al paso vehicular desde el jueves 19 de diciembre, debido al socavamiento de la base que sufrió por el cambio del cauce del río.

“Antes de que el trolebús pase por aquí por primera vez, se reforzó la parte alta y no las bases. En la actualidad soporta mayor peso y creo que hasta las tuberías ya cumplieron con su tiempo útil. Ni el colector que está aquí funciona de forma adecuada”, señala Pérez, quien pidió una intervención integral.

Alexandra Ruiz, quien vive en el sector por más de 15 años, recomendó que el alcantarillado también debe ser intervenido, debido a que están en un sector en donde se concentran las aguas lluvia que bajan desde el Centro Histórico y Chimbacalle. “Los colectores ya no dan abasto. Cuando llueve, suena como que van a explotar. Están trizados”, advierte.

Las dos mujeres se convirtieron en las embajadoras de las 25 personas que pertenecen a cinco familias que habitan en ese sector.

Trabajadores de la Epmmop en sus labores en el puente del Machángara.

Trabajadores de la Epmmop en sus labores en el puente del Machángara.

Ambas miraban con atención las labores que realizaban cerca de 40 trabajadores municipales el pasado fin de semana. Se ubicaron en el costado norte del puente, donde una máquina excavadora se abría paso por la maleza para llegar a las aguas del Machángara.

“Ojalá que esta situación permita que la Alcaldía realice una intervención integral, porque aquí existen casas centenarias y hay palmeras que son patrimoniales, de la época de 1867”, menciona Pérez, mientras mira una fotografía de cómo lucían esas casas hace tres décadas atrás.

“Esperamos que el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) también nos regrese a ver y revalorice a este sector, porque desde aquí se generaba energía hidroeléctrica para uso del Centro Histórico, años atrás”, reclama Ruiz y añade que extraña los patrullajes militares nocturnos que realizaba el Ministerio de Defensa, desde el puente hasta Cumandá.

Según Fernando Pazmiño, gerente de la Epmmop, en el sector se trabajará durante 30 días en turnos que cubran las 24 horas, para implementar una escollera de piedra que sirva de soporte para las aguas del río, que ocasionaron el socavamiento.

En ese muro se utilizará material pétreo que proviene del margen inferior del Machángara. “La escollera requiere de piedras de gran volumen”, dice Pazmiño.

En el costado sur del puente, en cambio, las tareas se enfocaron en la colocación en la base del puente de un conjunto de piedras traídas desde las canteras de San Antonio de Pichincha. Se reforzó las uniones pétreas con concreto.

La maquinaria de la Epmmop también sirvió para limpiar el margen del río Manchángara, en donde se retiró basura, piedras y troncos que causaron que el río modifique su curso y se impacte contra las bases del puente.