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5 de noviembre de 2019 16:43

Ni una flor recibió Eugenio Espejo en su sepulcro

El mercedario Jefferson Santillán de reojo miró la sepultura de Espejo. Foto: Galo Paguay / ÚN

El mercedario Jefferson Santillán de reojo miró la sepultura de Espejo. Foto: Galo Paguay / ÚN

Edwing Encalada
(I)

Ni una flor en su sepulcro recibió Eugenio de Santa Cruz y Espejo, uno de los personajes más destacados entre los 484 años de historia de Quito.

Los restos de este prominente investigador, científico, médico, historiador, periodista y prócer de la independencia de Ecuador, reposan en las entrañas de la capilla San José, ubicada en el sector de El Tejar (Centro de Quito).

El pasado sábado 2 de noviembre, justo el Día de los Difuntos, solo un puñado de curiosos se aventuró a bajar a la cripta donde están los restos del ‘Duende’, aunque no precisamente para ofrecerle una flor o una oración. Junto a Espejo está otra tumba olvidada: la de Ceferino Condo, un hombre invidente que hacía el mantenimiento del reloj de La Merced.

Juan Pacheco, quien desde hace cuatro meses realiza las labores de limpieza en la capilla San José, con sorna comentó a un grupo de turistas: “Espejo fue periodista y médico destacado para la época, pero ni los representantes de esos gremios vienen a visitarlo”.

Las puertas del templo, como nunca, se abrieron el sábado 2 de noviembre, desde las 07:00 hasta las 12:00; sin embargo, pocos se aventuraban a ingresar a la cripta.

Muchos iban a rezar en la capilla, otros a ver la decoración religiosa del lugar, pero muy pocos descendían por las gradas para conocer lo que allí se atesora.

Jorge Nieto y Jefferson Santillán, religiosos de la orden de los mercedarios, sí bajaron. Pero lo hicieron para conocer dónde habían reposado los restos de Francisco de Jesús Bolaños, quien fue sepultado allí el 14 de diciembre de 1785, una década antes del deceso de Espejo.

El religioso ya no está allí, pues sus restos fueron reubiacdos hace algunas décadas. Y ahí, Espejo se quedó solo con Cerafino.

“Tenemos un interés especial por conocer el legado del ‘Padre grande de Quito’ -como se le conoce a fray Bolaños-. La obra que realizó, hace más de dos siglos, con los pobres es cautivante”, mencionó Nieto y añadió que el legado de Espejo va ligado al de Bolaños.

El próximo 27 de diciembre se cumplirán 224 años de la muerte de Espejo. Pacheco espera que al menos ese día sí tenga una flor.