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11 de marzo de 2021 06:20

Escuelas rurales se esmeran en la bioseguridad

Alumnos de la escuela Condorazo, en Calacalí.

Alumnos de la escuela Condorazo, en Calacalí. Foto: Cortesía

Ana Guerrero

El entusiasmo de las guaguas al reencontrarse quedó en el corazón de todos quienes conforman la Institución Educativa Condorazo. Esta estuvo en la primera tanda de planteles del Distrito Metropolitano de Quito que este año regresaron a clases presenciales, el 17 de febrero.

Carlos Aguirre, líder educativo de la escuela, recuerda el camino que los llevó a ese momento especial. Fue un reto planificar el retorno, socializar a los padres sobre las medidas de bioseguridad y, finalmente, recibir a los siete estudiantes.

Las clases presenciales en esta escuela se imparten ahora los jueves y viernes, de 08:00 a 13:30. Los guaguas llegan hasta la escuela, en la comuna Los Reales (Calacalí, parroquia rural del noroccidente de Quito), con la respectiva mascarilla. Y a nadie le falta las botas de caucho, típicas del campo ecuatoriano.

Al llegar, el primer paso es la desinfección, así como el lavado de manos. En las aulas no puede faltar la indicación del distanciamiento y, del mismo modo, la limpieza de los materiales.

Aguirre cuenta que en esta pandemia la educación ha sido uno de los retos que ha implicado cambios radicales. Sin embargo, se queda con la satisfacción de ver a los guaguas felices. Y procura acciones para que esa alegría vaya de la mano con la bioseguridad.

En El Golán, en la comunidad del mismo nombre, también en Calacalí, hay dos alumnos. En el lugar viven cuatro familias y el resto de menores de edad ya está en el colegio.

Nancy Zapata es la líder educativa y comparte que la jornada, que corresponde a los lunes y viernes de 07:30 a 10:30, incluye la revisión de los protocolos de bioseguridad, lavado de mano, desinfección de ropa, mochila y calzado. A la mascarilla le sumaron también un visor.

Los guaguas ingresan al aula, donde desinfectan los materiales y se les indica que no pueden intercambiarlos con el compañerito, como antes pasaba.

La maestra cuenta que el ánimo de los niños ha mejorado notablemente, e incluso han comentado que se sienten más seguros para poder despejar dudas y mejorar su aprendizaje.

Ambos líderes concuerdan en la importancia del rol de los representantes, tanto en el cumplimiento de las medidas de bioseguridad como en el acompañamiento del proceso académico.

En Quito, nueve instituciones volvieron a la jornada presencial el 17 de febrero; además de las dos de Calacalí: Zamora Chinchipe, Carlos Vallejo Guzmán, Pampite, Río Mashpi, Eduardo Kingman, Tumbaco y Amigos De Noruega.

La semana pasada, en cambio, 18 más pudieron hacerlo, luego de la resolución al respecto que emitió el Comité de Operaciones de Emergencia nacional. En el país fueron 77. Todas en zonas rurales.

El retorno no es obligatorio y cómo informó la Subsecretaría de Educación de Quito, este es progresivo, con alternancia entre la casa y la escuela, siempre con la autorización de los representantes.

Para mayor respaldo, ellos deben firman un documento y pueden optar por continuar con el plan de educación ‘Aprendemos Juntos en Casa’.

Por otro lado, en la zona urbana de la capital, el COE aún no autoriza las clases presenciales para seis instituciones particulares que tienen aprobado el plan piloto de retorno. Se prevé que se conozca qué mismo el 14 de marzo, luego de la evaluación que realizará esta instancia. Están: Internacional SEK, Albert Einstein, Doctor Alfonso Espín, La Condamine, Campo Verde y Tomás Moro.