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17 de octubre de 2019 09:37

Tercera vez que el empedrado de la García Moreno se arruina

La García Moreno, ‘mata’ de las piedras. En 1932, hubo barricada en la Espejo. Foto: Betty Beltrán / ÚN

La García Moreno, ‘mata’ de las piedras. En 1932, hubo barricada en la Espejo. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Betty Beltrán
(I)

Parece un campo minado, con huecos por doquier. Así, hecha una desgracia, quedó un tramo de la calle García Moreno, entre Galápagos y Oriente, en el Centro Histórico de Quito. Por eso ayer, 16 de octubre del 2019, una cuadrilla de 15 obreros se empleaba a fondo para colocar las piedras que habían sido retiradas por los manifestantes.

Ese trabajo empezó hace días, por eso no se observa el campo de guerra en el cual se transformó la cuadra tras 11 días de protestas por el incremento del precio de los combustibles, cuenta Pedro Bonilla, vecino del lugar.

El hombre está convencido que “desde allí se abastecía de piedras al resto de revoltosos para levantar barricadas y destrozar buena parte del Centro de Quito”. A las veredas también les retiraron sus baldosas.

Cierto es que esas piedras no son antiquísimas, pero no hay derecho a destrozar el corazón de la capital, comenta Patricio Guerra, cronista de la Ciudad. Además, recuerda que la historia del empedrado del Centro se remonta a 1787, año en el cual se arreglaron todas las calles porque las lluvias las habían dañado.

Para 1802 hubo otra intervención a esas vías, porque se preveía la llegada de la imagen de la Virgen de Quito. Y en 1817 se volvieron a guapear las piedras de la calle de las Carnicerías (adyacente a la actual Plaza del Teatro).

Ocho años después, en 1825 las autoridades municipales decidieron reempedrar las calles del Centro por la venida de Simón Bolívar, acota el Cronista de la Ciudad. Una segunda intervención total ocurrió también en 1880.

Sin embargo, para 1899 se registró la primera destrucción del empedrado del Centro a raíz del conflicto entre liberales y conservadores: las piedras fueron descolocadas y usadas como barricadas. La segunda destrucción de las vías de piedras fue en 1932, tras la Guerra de los Cuatro Días.

Con el tiempo, apunta Guerra, algunas calzadas del Centro fueron pavimentadas. Y a partir de 1950 esos trabajos fueron periódicos y se replicaron en cada administración municipal.

Pero los daños del Centro son muchos más que las piedras y, según el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP), demorarán tres meses en arreglarlos. Unos 33 equipos de profesionales de diferentes dependencias municipales verificaron y digitalizaron cada uno de los golpes que sufrió la joya de Quito.

Otro de los daños del espacio público fue el del mobiliario urbano, se destruyó señalética, pintura de grafitis en las fachadas de las casas, pintura en monumentos y calles, se destaparon bordillos, se dañaron cajetines de comunicación, además de rejillas y tapas.

Lo peor está en el tramo de la García Moreno, donde se logró recuperar 450 piedras rectangulares, las cuales fueron guardadas en el patio central del IMP; desde allí, el personal técnico lo traslada al punto del daño y se las vuelve a colocar manualmente.

Las 15 personas que están reponiendo las piedras lo hacen mediante el uso de morteros; o sea, se las coloca sobre base de tierra y morteros mejorados que permiten la adherencia.

Todo lo que fue destruido hay que reponerlo, porque -como dice Raúl Codena, director del IMP- “no son solamente piedras, fachadas…, es nuestra historia, nuestro legado y debemos cuidarlo”. Es el patrimonio de todos los quiteños.