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1 de octubre de 2020 11:48

El pasillo sí era bien bailado

Parejas bailan pasillo en una fiesta que tuvo lugar en Loja, en 1952. Fotos: cortesía Museo del pasillo y Mario Godoy

Parejas bailan pasillo en una fiesta que tuvo lugar en Loja, en 1952. Fotos: cortesía Museo del pasillo y Mario Godoy

Betty Beltrán. (I)

Que el pasillo se bailaba, dicen los abuelitos. Incluso que se lo hacía con cadencia y fulgor hasta entrado el siglo XX. Pero al sol de hoy, este género emblemático del país, del que hoy se celebra su Día conmemorativo, solo puede ser escuchado y cantado con la mano en la pena.

¿Cuándo perdió sus pasitos? Mario Godoy, musicólogo y director del Museo del Pasillo, recuerda que todo ocurrió por dos hechos vitales. Uno, la irrupción de los movimientos literarios, con cuyos autores se aliaron los compositores musicales. Y dos, la época de oro de la radiodifusión.

Vamos por partes. A inicios del siglo XX algunos compositores optaron por musicalizar los textos de los Poetas Decapitados; por ejemplo, Francisco Paredes Herrera le puso acordes a El Alma en los Labios, de Medardo Ángel Silva.

Con ese vuelco, el pasillo canción tomó fuerza. El público comenzó a poner atención a esas letras y el baile del pasillo cedió espacio y toda su fuerza se fue perdiendo en la memoria.

Godoy explica que por el siglo XVIII este género era eminentemente bailable, tanto que muy pocos tenían letras, casi todos eran instrumentales porque para aquel tiempo la gente no estaba para escuchar al pasillo sino para bailarlo alzando el pañuelo. Ahí están canciones como Los Bandidos, Alegría, Odio y Amor y Noches del Niza.

¿Cómo se bailaba? Con pasitos cortos o pequeños (pasillos), pues fue una derivación del vals europeo, acota Godoy.

En la época de la Real Audiencia, el pasillo tuvo gran furor porque era un baile “de pareja agarrada”, lo que dejó de lado aquellas danzas de salón “de pareja separada”, con muchas venias. ¡Aburridísimo!

Se estima que Bolívar y Manuelita bailaron el ritmo de su época: el pasillo.

Se estima que Bolívar y Manuelita bailaron el ritmo de su época: el pasillo.

Aquella nueva forma de echar paso se extendió hasta el siglo XX, y solo por los años 50 comenzó a perder espacio. Sobre todo cuando la radiodifusión despegó.
La radio hizo su aparición en Ecuador en 1925, cuando en Riobamba se inauguraron las transmisiones de prueba, y para 1929 se regularizaron los enlaces.

A mediados del siglo pasado, en las radios hubo una fuerte dosis de pasillo canción, con sus letras de drama. Una de las grandes representantes fue Carlota Jaramillo. Ella cantó Sendas Distintas, un tema compuesto por su esposo Jorge Araujo Chiriboga, en donde se notan largas pausas, imposibles de ser bailadas, apunta Godoy.

Para 1940, Radio Quito tenía programación en vivo y el dúo Benítez y Valencia cantó allí por 30 años, entre 1940 y 1970; fueron los mejores exponentes del pasillo canción, o sea, el poema musicalizado.

También el cine influyó en la desaparición del pasillo bailable. Por los años 30 y 40 del siglo pasado, el pasillo tenía todavía una buena difusión por parte de las grandes disqueras del momento (Columbia Récord, Víctor…) que permanecieron en la distribución de discos y no ingresaron a otros negocios que se vinculaban a la música.

En cambio, el tango argentino o las rancheras mexicanas se aliaron con el cine, con la cultura de la imagen. Esos géneros se agrandaron tanto al punto que llegaron a Hollywood. Y el pasillo, ‘naranjas’.

Godoy hace un llamado a los compositores para que escriban pasillos alegres y a los coreógrafos que apuesten por la alegría del baile. Agrega: “Ya no podemos seguir llorando, el derecho es a la alegría y a traducirla en música y baile”.

Y si quiere ver cómo mismo se bailaba el pasillo, puede visitar el Museo del Pasillo (esquina de la García Moreno y Bolívar) y engancharse a unas pantallas en dónde le muestran -pasito a pasito- el uno, dos, tres… los saltitos cortos del pasillo bailable.