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9 de enero de 2020 09:27

Un nuevo destino en el Centro Histórico de Quito

En la Casa Provincial de las Hijas de la Caridad le contarán la evolución hasta de la cofia que usan. Fotos: Betty Beltrán / ÚN

En la Casa Provincial de las Hijas de la Caridad le contarán la evolución hasta de la cofia que usan. Fotos: Betty Beltrán / ÚN

Betty Beltrán
(I)

Los 27 de cada mes, la Compañía de las Hijas de la Caridad abrirá las puertas de su Casa Provincial, aquel inmueble ubicado atrás de la Capilla de Cantuña (Bolívar, entre Cuenca e Imbabura), para que la ciudadanía conozca, a través de una casa abierta, su historia durante los 150 años que están en el país.

La noticia la dio a conocer sor Ana María Maldonado, visitadora provincial de la Compañía de las Hijas de la Caridad en Ecuador.

El ingreso será gratuito, pero antes deberá apartar su cita en los números: 099 911 6504 (sor Inés Arévalo) y 098 142 6114 (sor Norma Patiño).

No esperará para el último, verá que la casa abierta solo estará hasta agosto; y en dos horarios: de 09:00 a 12:00, y de 14:00 a 16:00.

Si ingresa, podrá ver las querencias de estas religiosas que trabajan en las zonas más vulnerables y con las personas más necesitadas. Y siempre en el área de la salud, educación, hogares de niños en situación de riesgo, ancianos abandonados, servicios misioneros…

Son 280 hermanas, pero más de 100 están jubiladas. Justo las más ancianas fueron las que, a finales de diciembre del 2019, cortaron la cinta de esta casa abierta. Allí se verán, por ejemplo, las cofias almidonadas y aladas que sus antecesoras llevaban sobre la cabeza.

Para los años 60, el Concilio Vaticano II las sustituyó por otras más cómodas. Hoy, las religiosas llevan una toca sencilla de color azul. Los sucesos de aquella transformación, además de otras historias podrá conocerlas como parte del Año Jubilar por su aniversario de estancia en Ecuador.

Los hitos los cuentan en una línea de tiempo.

Los hitos los cuentan en una línea de tiempo.

Habrá una línea del tiempo para mostrar los años cumbres. Le contarán que la Comunidad, de origen francés, llegó a Guayaquil el 18 de julio de 1870, y a Quito el 5 de septiembre de ese año.

La Orden fue fundada en París, en 1633, por san Vicente de Paúl y santa Luisa de Marillac. Y para echar raíces en el país, un grupo de religiosos cruzó el Atlántico.

La travesía (costeada por donaciones) demoró más de un mes. Los 24 religiosos (20 mujeres y cuatro hombres) se embarcaron en dos viajes distintos. En el primero vino Jean Claverie, primer director de las Hijas de la Caridad del Ecuador; y Florine Hernú, primera Visitadora.

También les mostrarán los objetos que usaron las hermanas en el campo de salud: preparación de medicinas, cuidado de enfermos… Hay hartas fotografías en las cuales se las puede ver en acción. En los documentos también dan fe de esa labor denodada.

Claro que en la actualidad casi no se las ve en los hospitales de la ciudad, porque -como cuenta sor Ana María Maldonado- más están en la frontera. Esa mística la profesan desde sus inicios; hoy se concentran en el cuidado de personas sin techo, enfermas, con alguna discapacidad o con problemas de adicción, inmigrantes...

Desde que llegaron a Quito, las religiosas habitaron el antiguo convento de San Buenaventura, que pertenecía a los franciscanos. Pero doña Virginia Klínger compró la propiedad y la reestructuró para las hermanas. En esa casa se emprendió la obra del Seminario de las Hijas de la Caridad, Escuela y Colegio, Comedor Escolar y Casa Cuna.

Apenas había transcurrido un mes de la llegada de las Hermanas (noviembre de 1870), cuando en las puertas de la casa abandonaron a una niña.

Sor Hernu acudió al Palacio de Gobierno, para dar cuenta de aquello y así se estableció un albergue para los niños expósitos, obra hasta entonces desconocida en el país.

Dicho esto, desde ya pueden hacer su cita y el 27 de este mes, las monjitas los recibirán como se merecen y les contarán, de cabo a rabo, la historia de su labor en el Ecuador.