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25 de noviembre de 2020 16:31

Careteros le velan al covid

Sandra Pozo redujo sustancialmente sus precios, para que los compradores se animen.

Sandra Pozo redujo sustancialmente sus precios, para que los compradores se animen.

Betty Beltrán. (I)

Literal. Los artesanos que se dedican a producir y ofertar caretas y monigotes para despedir el año están velando su mercadería. “No se vende nada, y con la prohibición de celebrar esta tradición ecuatoriana ya perdimos cualquier esperanza”.

La frase es de Vicente Paredes, propietario del Palacio de la Careta. La crisis es tan honda que en junio se vio forzado a cerrar su negocio de 35 años y se fue, con todos sus tereques, a acomodarse en el predio que usaba como taller. También despidió a dos operarios.

No tuvo de otra, pues no tenía ni para pagar el arriendo (USD 390). Por eso, a sus hinchas de siempre les pide que le busquen en su nueva dirección: Martín de Arriola y García de Valverde, por el Parque Italia (norte de Quito); atiende de lunes a viernes, de 09:00 a 17:00; y sábado entre las 09:00 y 14:00.

Dice que anda hecho una noche, pero aun así se puso empeñoso para hacer las caretas del coronavirus. Tiene de todos los colores, tamaño y semblante; también tiene las otras, las de toda la vida: viudas, payasos, héroes fantásticos, políticos de moda...

Y para que lleven el producto sin chistar, bajó los precios. Tiene caretas de caucho desde USD 15 hasta 60, y todas con el 20% de descuento hasta el 31 de diciembre. Mientras que las de cartón están en USD 3.

Como todos los años, en el taller de Vicente Paredes se empezó a trabajar desde enero. Fotos: cortesía

Como todos los años, en el taller de Vicente Paredes se empezó a trabajar desde enero. Fotos: cortesía

Mucho más económicas están las caretas del local Alivsa, ubicado en la Bolívar Oe6-145 entre Cuenca e Imbabura (Centro de Quito). Su propietaria, Sandra Pozo, menciona que los precios bajó un montón todo con tal de vender alguito.

Así las cosas, las de cartón oferta desde USD 0,45 hasta 0,90; y los monigotes entre USD 1 y 20 (los super decorados y grandes). La venta es al por mayor, pero también por chulla unidad; atiende de lunes a sábado, entre las 09:00 y las 17:00.
Y tiene full modelos para guaguas y adultos, incluyendo el famoso coronavirus.

Este último “personaje” lo hizo medianito nomás, apostilla Pozo, porque la idea es que la familia lo queme sin tanto bochinche y cuidando las medidas de bioseguridad sugeridas.

Por su parte, el Palacio de la Careta tiene unos 200 modelos diferentes (Depredador, personajes de la Guerra de las Galaxias, brujas, viudas…), porque de enero a marzo tuvo chance para hacer de todo un poco, dice Paredes.

¿No ve que, ya es costumbre que los artesanos empiezan a trabajar desde la primera semana de enero y este 2020 no fue la excepción, pero hubo un fuerte parón en marzo cuando llegó el confinamiento por el covid-19? Aunque jamás pensaron que esto se prolongaría, así que continuaron trabajando en moldes del coronavirus.

Dependiendo cómo termine el año, en enero estos dos artesanos volverán a trabajar en nuevos modelos porque, como dicen convencidos, mientras Dios les de salud y vida seguirán haciendo caretas y monigotes, una tradición que no puede morir porque fue heredada de sus mayores.

Y con el coronavirus en vitrina, Paredes y Pozo no han perdido del todo la esperanza de que en la segunda quincena de diciembre las familias busquen su careta y su monigote y, el 31 de diciembre, los quemen y al final sus cenizas las entierren