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1 de abril de 2019 09:00

Civiles y uniformados, pura fe

La procesión del Señor de la Justicia se celebró por las calles del Centro Histórico de Quito. Foto: Ana Guerrero / ÚN

La procesión del Señor de la Justicia se celebró por las calles del Centro Histórico de Quito. Foto: Ana Guerrero / ÚN

Redacción Últimas Noticias
(I)

Son siete años desde que José Quishpe y Hugo Chauca asisten, cada martes y viernes, a la parroquia San Sebastián, en el Centro de Quito. Ayudan a vender comida para sacar fondos y a meter mano cuando hacen falta obras. Ayer, 31 de marzo del 2019, fueron los encargados de, con voladores, abrir paso a la procesión en honor a la imagen.

Luis vive en Sangolquí y Hugo, en Quitumbe. La distancia para el mecánico y el militar retirado no es impedimento para la devoción. Esta les mereció el título de priostes vitalicios de la procesión del Señor de la Justicia que recorrió las calles del Centro, a partir de las 11:00. Y temprano hubo una eucaristía.

Los hombres, con los voladores, una botella y fósforos en mano, se adelantaron unas tres cuadras a la imagen religiosa. Anunciando que esta pasaría, encendieron la pirotecnia.

Como los dos hombres, los devotos de la imagen son muchos. Entre ellos: militares, policías y bomberos. De cada rama hubo representantes.

En el grupo, como contó el padre Ernesto León, uno de los duros Oblatos, están los abogados. No hay martes y viernes que no asistan a la iglesia para encomendar sus casos al Señor.

Los primeros en cargar el anda con la advocación fueron 13 efectivos de la Fuerza Aérea. Se fueron rotando con otros. Por la García Moreno, a la altura de la Sucre, fue el turno de la Policía Nacional.

La procesión, con la participación de fieles de distintos sectores, avanzó por las calles Loja, Venezuela, Carchi, García Moreno, para volver a San Sebastián. A unos pocos metros de la imagen avanzaba María Proaño, de 76 años, en una silla de ruedas empujada por uno de sus 17 nietos.

Ella ha vivido siempre en el Centro, en la Quijano, y la devoción la heredó de sus padres. Llegó a la procesión con tres fundas grandes llenas de pétalos de rosas. Los lanzaba en el camino.

Durante la procesión, León recordó que desde el tiempo de la Colonia, en San Sebastián, los indígenas le rendían culto al Señor de la Justicia. Esta parroquia es la segunda más antigua de Quito.

Por el 2010, los Oblatos se hicieron cargo de la jurisdicción. Las celebraciones del Señor de la Justicia son parte de la tarea. En días anteriores a la procesión se realizaron caminatas desde distintos puntos hasta el templo del Señor. Una salió desde Tambillo.