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29 de agosto de 2018 10:55

Menos ciudadanos venezolanos en campamento

Migrantes venezolanos buscan la manera de seguir su ruta hasta Perú o conseguir trabajo en Quito para establecerse permanentemente en la capital. Foto: Eduardo Terán / ÚN

Migrantes venezolanos buscan la manera de seguir su ruta hasta Perú o conseguir trabajo en Quito para establecerse permanentemente en la capital. Foto: Eduardo Terán / ÚN

Diego Bravo
(I)

En el campamento de ciudadanos venezolanos ubicado frente a la terminal terrestre de Carcelén, en el norte, cada vez hay menos gente. Hasta la semana pasada hubo 45 covachas o carpas. Ahora, menos de 30 están allí. Los llaneros viajan a Perú o se mudan a otros lugares de Quito.

Esta realidad se vive en medio de las acciones que las autoridades municipales van a tomar para reubicar a los migrantes. La Secretaría de Seguridad y Gobernabilidad del Municipio informó que este 29 de agosto del 2018 tendría lugar una reunión para delinear las estrategias que se implementarán para la intervención guiada en ese sector.

Esta será liderada por los organismos técnicos como el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), Cruz Roja Ecuatoriana y la Secretaría de Inclusión del Municipio de Quito. Estas instituciones pedirán a los migrantes que vayan a los Centros de Tránsito Temporal (CTT).

Si se transgrediera el orden público, intervendría la Policía. El objetivo es que, en esta semana, los migrantes sean reubicados en esos puntos para vivir en condiciones más dignas.

Los ciudadanos venezolanos que pernoctan en el campamento de Carcelén están tranquilos ante ese anuncio. Julio César Mujica, quien afirma ser coordinador de ese lugar, pidió a las autoridades que reciban en un solo centro a las 90 personas que viven allí actualmente (antes eran más de 300). Esto hasta conseguir un empleo y establecerse.

Afirmó que algunos venezolanos han conseguido trabajo, pero quienes les contratan no les pagan. De momento, él sobrevive de las ayudas humanitarias de comida y ropa que han llegado al campamento. Si la Policía ingresa para pedirles que se vayan, “por las buenas nos vamos, pero no a esos albergues. Mi mujer está embarazada, yo tengo una carpa y veré donde dormimos por la noche. En esos lugares nos quedamos cinco días, luego nos echan a la calle y esa no es la solución”, dice Mujica.

Él y sus compatriotas se sienten relajados. “Los venezolanos somos unos perros de guerra, estamos acostumbrados a la sobrevivencia. Caminamos más de 25 días desde Cúcuta (frontera colombo-venezolana) y estamos aquí”.

Mary Camejo vino desde Guarico. Lleva 25 días en el campamento. Le cuesta conseguir trabajo porque no tiene dinero para imprimir hojas de vida y enviarlas a los sitios en donde se busca gente con su especialidad: peluquería. “Si nos sacan de aquí tendremos que dormir en otra calle”.

Lo mismo opinó José González, quien vino a Quito hace una semana. Asegura que solo quiere trabajar para ayudar a su familia. Buscará otro sitio en la calle para vivir si sale de Carcelén.