placeholder
Las Últimas
23 de octubre de 2018 06:21

Cinco cementerios de Quito, al descubierto

Calderón  tiene 10 cementerios y cinco de ellos fueron investigados a fondo.

c

Betty Beltrán
(I)

Trescientos especialistas de la muerte de toda Iberoamérica hablarán del tema que los apasiona. La reunión será entre el 6 y el 11 de noviembre, en Cochabamba (Bolivia) y Ecuador estará representado por la Red Ecuatoriana de Cultura Funeraria.

Esta organización arrancó hace cuatro años, siempre con una línea de investigación académica, aunque 10 años atrás realizaba un trabajo sostenido sobre estudios funerarios.

Para llegar a Cochabamba, los integrantes de la Red tuvieron un año arduo. Se dedicaron a investigar los entresijos de cinco cementerios de la parroquia de Calderón (norte de Quito), de los 10 que tiene.

Leonardo Zaldumbide, coordinador académico de la Red, cuenta que hubo la apertura del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) y se consolidó el estudio ‘Metodologías para la Autogestión del Patrimonio Funerario Rural del Distrito’. Con ese trabajo participarán en Bolivia.

En la lista están dos cementerios mestizos de la parroquia de Calderón, el Central y el Santa Mariana de Jesús; más los tres camposantos comunales: Llano Grande, La Capilla y San Miguel del Común.

Partieron con la revisión de archivos, allí incluyeron los de Zámbiza, Nayón, Pomasqui, porque la parroquia de Calderón se constituye como tal solo a fines del siglo XIX.

A lo largo de la investigación, que fue nominada para el premio Proyecto Iberoamericano de Trabajo con Comunidades y Patrimonio Funerario, descubrieron unas disputas políticas muy interesantes alrededor de la muerte.

Por ejemplo, que los cementerios de las comunas no eran solo espacios para la inhumación sino la lucha política y social frente a las juntas o a las ciudades.

En los cementerios mestizos también se encontraron disputas, aquellos espacios para blancos, para mestizos, para negros. Además, el papel de la iglesia en la gestión de la muerte y cómo las comunidades hicieron cementerios comunitarios.

Daniel Rivera, coordinador nacional de la Red, admite que los cementerios rurales de Calderón son bosques sagrados con especies endémicas, de aquello dan fe los campos santos de La Capilla y de Llano Grande.

También son reservas de memoria porque existen personajes emblemáticos para la población. En Llano Grande está Pedro Tasiguano, más conocido como el Tío Arpero, un hombre que se encargaba de tocar el arpa en los velorios, bautismo y matrimonios.

Y el trabajo del Comité de Damas Mariana de Jesús, que se encarga de acompañar a los difuntos, incluso organizar el velorio.

Esas nuevas visiones de los cementerios son espacios pedagógicos, laboratorio de historia. Un trabajo parecido se aspira hacer en las 33 parroquias de Quito.

La experiencia de Calderón se contará en Bolivia a través de cinco ponencias y el objetivo: que la comunidad se mire en el espejo y mantener esa realidad hasta cuando tenga que ser.

Porque, como dice Zaldumbide, la cultura como todo tendrá que morir y hay que permitir que la comunidad reflexione sobre esos espacios, y no con la nostalgia sino con la vigencia.