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11 de diciembre de 2018 09:12

Catzos, comida del pasado y del futuro

En el Centro de Quito hay caseras que venden catzos a un dólar la porción. Foto: Ana Guerrero / ÚN

En el Centro de Quito hay caseras que venden catzos a un dólar la porción. Foto: Ana Guerrero / ÚN

Ana Guerrero
(I)

Con tostado y un pite sal. Así se venden y consumen los catzos blancos en el Centro de Quito. La tradición de comer estos escarabajos no se ha perdido, aunque la recolección se ha vuelto más laboriosa por el crecimiento de la ciudad y la disminución de áreas verdes.

Soraya Proaño lleva una vida entera de, con canasto en mano, vender los insectos en esta temporada. Ella ayudaba a su madre desde guagüita, ambas se daban el viaje desde Otavalo para vender los “chicharrones andinos”. Ella aún lo hace y en estas épocas, cuando se puede recolectarlos, es casera fija del Centro.

Amparo Cárdenas es otra vendedora. Ella ya no recolecta los insectos, los compra en Chiriyacu. Uno de los sitios donde aún los atrapan es en Caupicho.

La pequeña porción, como para la gana, se vende en USD 1. Y tiene harta demanda, ya sea por gusto o por curiosidad. En el primer grupo está Pedro Mena, de Latacunga y quien lleva 65 años en Quito.

El hombre, mientras espera su porción, recuerda que junto a su antigua gallada de la Loma de Puengasí madrugaban a recolectar los catzos. Ya no es posible, porque abundan las edificaciones.

Otra amante de la receta y antigua practicante de la recolección es Gloria Mullo, de 48 años. Ella solía atrapar a los escarabajos en Atuntaqui. Como ya no le entra a la madrugadera y tampoco hay un potrero cercano a su vivienda, prefiere comprar.

Los voladores solo se los encuentra a las 05:00, y se los puede capturar con la mano o en el suelo. Además, hay ciertas condiciones: si la mañana pasa despejada con un sol intenso, en la tarde hay lluvia y en la noche el cielo está nublado, en la madrugada del día siguiente de ley salen.

En los mercados es difícil encontrar el producto. En el primerito de Quito, San Francisco, no se comercializa. Delia Balseca dice que hay vendedoras externas al lugar que en ocasiones pasan ofreciendo. Hay clientes que siempre preguntan.

Y hay aquellos que hacen muecas a la hora de ver el crujiente alimento, como Luis Quiroz, un venezolano que no sale de su asombro al observar cómo saborean los clientes de Soraya.

Y si usted es de los que hace malas caras al ver a los catzos, Álvaro Barragán entomólogo-investigador de la Universidad Católica, explica que el catzo blanco, (Platycoelia lutescens o Scarabaeidae rutelinae), es un insecto consumido en los alrededores de Quito y otras zonas como Imbabura y Cotopaxi.

Clarito dice el experto que, como muchos otros insectos, es muy rico en proteínas, además de ser una “especie que empieza a tener gran interés para el comercio, pues una funda de menos de una libra puede costar USD 20”.

Se sabe que en las primeras lluvias hay una salida importante de los adultos, en octubre y noviembre. Sin embargo esto se ve afectado cada vez más con problemas de las estaciones y el cambio climático.

Y si bien el especialista habla de las bondades de consumir el animalito, aclara que la captura masiva podría afectar a las poblaciones naturales de esta especie en Quito. Sin embargo, no se tienen datos biológicos y ecológicos claros de esta especie. El desconocimiento de muchos de estos aspectos viene por la gran complejidad de tener permisos de recolección.

“El Ministerio del Ambiente se encarga de regular la investigación científica en Ecuador y tiene una reglamentación compleja e inaplicable, lo que desa­lienta a investigadores nacionales y extranjeros, por ende el conocimiento científico se ve afectado al mismo tiempo que la posibilidad de reproducirlos de manera sostenible”.

El experto señala que otro aspecto importante es la deforestación de las áreas de distribución de esta especie: cada vez hay menos. De ahí que haya sitios, como lugares cercanos a Sangolquí, donde acuden los buscadores en guango.

De pasito, el entomólogo explica que los insectos deberían ser la fuente de proteína usada en nuestros países, pues se pueden reducir gases de efecto invernadero que se producen con la ganadería.

Y a que no sabía que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) está promoviendo la implementación de granjas de insectos para la alimentación humana. Para que vea.