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24 de noviembre de 2021 18:16

Del olvido, a una casa de puro arte

En este espacio también se organizan funciones de cine, talleres de yoga, teatro y hasta títeres. Foto: cortesía Casa de Saberes

En este espacio también se organizan funciones de cine, talleres de yoga, teatro y hasta títeres. Foto: cortesía Casa de Saberes

Roxana Madrid (I)

De la zona de La Mariscal donde se congregaban hoteles, bares y restaurantes queda muy poco. La chispa y el movimiento que caracterizaban a ese sector tradicional de Quito, casi que se apagó debido a la pandemia.

De a poco, algunos puntos han recobrado vida, pese a que decenas de locales han sido abandonados. En ciertos casos, la unión de los vecinos ha hecho posible sacar adelante al barrio.

Un ejemplo de ello es la apertura de la Casa de Saberes, en la esquina entre las calles Luis Cordero y Juan León Mera.

Y si usted pasa por ahí ni se imagina que lo que ahora es todo un centro cultural era una casa totalmente abandonada. Hasta las puertas se fueron llevando.

La idea de recuperar la casa surgió en la comunidad, en el 2019, con la intención de readecuar el lugar para convertirlo en un laboratorio urbano. Sin embargo, por la misma pandemia, el proyecto se postergó.

A pesar de ello, el esfuerzo de los vecinos no se desvaneció y, hoy en día, Casa de Saberes es un espacio donde confluyen conocimientos, arte y experiencias.

Verónica Parra, una de las encargadas de la iniciativa, recuerda que en algún punto el sitio llegó incluso a ser foco de inseguridad. Personas en situación de mendicidad y hasta ladrones se refugiaban allí.

“La propiedad se tomó por delincuentes y consumidores de droga. Tampoco hubo el apoyo para que sea arreglada, vendida o que forme parte de algún proyecto”, dijo Telmo Ordóñez, vecino del sector.

Pero ahora, todo eso cambió. El establecimiento se renovó gracias a la contribución de los vecinos, que hace tres meses se pusieron manos a la obra para hacer una minga de limpieza y dejar como nuevo el lugar.

Ellos colaboraron económicamente, hicieron donaciones, consiguieron vidrios nuevos para colocarlos en las ventanas.

También gestionaron el cableado eléctrico, el agua potable y se pusieron al día con las planillas de luz que no se habían pagado. “Nos tomamos la propiedad para recuperarla y rehabilitarla. Sin duda, esto nos ha beneficiado, pues queremos que se quite el estigma de La Mariscal de ser un sector de borracheras y droga”,
resaltó Telmo.

Otros gestores culturales se unieron a la causa, y pintaron paredes y ventanas.

Casa de Saberes tiene una tienda de artesanías, cafetería, biblioteca con textos donados y otros nuevos para la venta. Además, tiene espacios para que las personas ensayen teatro o danza; para dictar talleres; para realizar eventos como ferias y mercados de pulgas.

Los vecinos están contentos con el resultado, por el simple hecho de que pueden contar con un espacio para distraerse, leer, tomar café, descansar y “encontrarse con la vecindad”.

Por ello, ofrecen su apoyo permanente para que el centro cultural siga desarrollándose y, a lo mejor, replicándose en otros barrios de Quito.