La carrera 3K por una nueva casa
A puertas de su cumpleaños 17, la Fundación Jonathan se lanza a correr por otro gran sueño: tener una casa nueva para acolitar a más personas de escasos recursos.
Este 25 de julio del 2018 se presenta la convocatoria de la carrera 3K, en el Palacio de Cristal del Itchimbía. La meta está clarita: empezar a reunir para comprar una casa aledaña a la actual sede de la Fundación, en el Itchimbía.
En la organización, el corazón es grande, pero, con el tiempo, la casa donde funciona ha ido quedando pequeña. Por eso, comenta Catalina Avilés, el sueño es comprar una edificación aledaña. Ahora hasta carpas les toca poner fuera de la fundación.
Actualmente, a diario (de lunes a viernes), reciben a 250 adultos mayores y a 150 niños (principalmente con alguna discapacidad). De ahí la necesidad de tener más espacios para ofrecerles el desayuno, el almuerzo, las terapias físicas y ocupacionales. En el combo de ayuda se incluye atenciones médicas.
La carrera se llevará a cabo el 19 de agosto, en el parque Bicentenario, a las 07:00. El costo es de USD 12, que le incluye la camiseta, hidratación, una peque mochila, fruta y hasta le dan medalla.
Pueden correr personas desde los 6 años. Hay seis categorías: 6 a 8, 9 a 12, 13 a 15, 16 a 18, niños con discapacidad y público en general. Menores con discapacidad y tercera edad pagan la mitad.
Los puntos de inscripción son: CCI, Clínica de la Mujer, panadería La Unión, Municipio de Quito, C.C. El Recreo y en la fundación (Juan Endara y Sodiro). La entrega del kit para el trote será del 16 al 18 de agosto, de 09:00 a 18:00, en los mismos puntos.
Así que ya tiene el santo y seña para apuntarse y apoyar a la fundación, hasta donde llegan personas desde Calderón, Mitad del Mundo, Lucha de los Pobres, Toctiuco, etc.
La organización se creó luego del secuestro y asesinato de Jonathan, hijo de Catalina. El pequeño, con apenas ocho años, ya le entraba a la labor social y ayudaba a sus padres a preparar sánduches para entregar con chocolate a personas de escasos recursos, en el Centro de Quito.
Su familia quiso seguir su legado, tanto así que dedicaron la casa donde vivían para instalar la fundación. Y Catalina es la dura de la gestión. “Todos los días hay que golpear puertas”.
