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20 de julio de 2020 15:10

Una caja de ahorro de guaguas

Niños y jóvenes que forman parte de la Caja de Ahorro y Crédito Creando Futuro, en el barrio Alborada de Monjas. Foto: Diego Pallero / ÚN

Niños y jóvenes que forman parte de la Caja de Ahorro y Crédito Creando Futuro, en el barrio Alborada de Monjas. Foto: Diego Pallero / ÚN

Betty Beltrán. (I)

No era broma, los guaguas iban bien en serio y se lanzaron con todo a la tarea de ahorrar cada centavo o dólar que les caía en sus manos. Ellos son, hace un año y piquito, parte de la caja de ahorro y crédito comunitario Creando un Futuro.

Todo nació un 25 de marzo del 2019, en el barrio Alborada de Monjas (centro-oriente de Quito), pues el objetivo era y es “crear la cultura del ahorro desde bien chiquitos y no sean botaratas”, apunta Anahí Chimba, la actual tesorera de la agrupación.

En la lista de socios fundadores están los hermanos, primos y sobrinos de las familias Chimba, Aimacaña… Al inicio, la idea era que solo estén en la organización jóvenes de entre 12 a 25 años, y con esas reglas se sumaron 18 personas.

La primera sesión fue memorable, apostilla Chimba. La cita fue a las 18:00, en la casa de María Aimacaña. Poco a poco fueron apareciendo los socios con semblantes resueltos y felices. Como tuvieron una buena madrina, la tía contadora de uno de los socios, la cosa fluyó de lo lindo.

Bien clarito se pusieron las reglas en el área organizativa, de ahorro y de crédito. Por ejemplo, la cuota mensual de ahorro sería de USD 10, la tasa de interés de los préstamos el 1% y las sesiones una vez cada 30 días. También se eligió al directorio, presidido por Diego Aimacaña, un muchacho de 17 años.

Ese liderazgo joven recibió apoyos. Y bien puntuales, se pagaban las cuotas. Es que, agrega Chimba, la muchachada eran bien seria y, de paso, trabajadora. Cada socio iba ahorrando lo que bien tenía.

Algunos hacían pequeños trabajos en los talleres de sus padres (cerrajería, mecánica…), otros vendían helados en el zaguán de sus casas o ahorraban el dinero que sus padres les daban para sus colaciones del colegio o de la universidad. Unos dos o tres, en cambio, estudiaban y a la par trabajaban como taxistas.

Al cabo de un año comenzaron los préstamos al 1% de interés mensual.
El primero en acceder a esa ayuda fue justamente uno de los socios taxistas, pues había tenido un percance con el auto. Hasta la actualidad ya se han entregado ocho créditos, de máximo USD 400.

Antes de cumplir el año de vida, los socios de este sistema financiero comunitario creyeron conveniente buscar apoyos de los mayores y decidieron ampliar la edad de los participantes. Al momento hay 38 personas, desde un guagua de dos años (Dian Manobanda) hasta un adulto mayor de 70 (María Aimacaña).

Para los temas del arqueo de caja o contabilidad, la confianza, la disciplina y la constancia se dejan asesorar de los técnicos de ConQuito. El ente municipal brinda charlas y asesoramiento a 50 cajas de ahorro y crédito comunitaria de varias zonas del Distrito Metropolitano.

Como son bien buenas esas charlas, dice Chimba, varios socios de la caja Creando un Futuro se han anotado porque “los jóvenes no solo quieren ahorrar sino también aprender y prepararse”.

Con el tema de la pandemia por el covid-19, las sesiones no se han hecho a partir de abril. Desde el inicio, estos encuentros eran cosa seria, pues los guaguas no se quedaban quietos y era pura bulla, así que se idearon unas reuniones más activas y lúdicas.

O sea, cada mes y por orden de lista, se elegían a los encargados para que hagan la sesión incluido un programa de juego. La consigna era hacer dinámica a la reunión con adivinanzas, bailes, juegos con números… La diversión en las sesiones de la caja estaba al orden del día, y con las cuentas