125 bebés siguen sin un nombre
Unas pequeñas cajitas blancas se convirtieron en la última morada de 36 cadáveres de recién nacidos y fetos que fueron abandonados en distintas circunstancias en las provincias de Pichincha, Santo Domingo y Tungurahua.
Estos pequeños cuerpos habían permanecido, en algunos casos por más de tres años, congelados y embodegados en Criminalística. Pero, la mañana ayer, 13 de marzo del 2018, recibieron sepultura en el campo santo Jardines de Santa Rosa, ubicado a la altura del kilómetro 3 de la Panamericana Sur.
La ceremonia de inhumación fue posible tras la suscripción de un convenio entre el Servicio Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses y el Consejo Gubernativo de Bienes de la Arquidiócesis de Quito.
Amparo Medina, coordinadora de la Red Vida y Familia Ecuador, explicó que existieron voluntarios (padres espirituales) que adoptaron los cuerpos para poder darles un nombre y que estos no sean enterrados solo con un número.
El acto se inició con una emotiva ceremonia religiosa y posteriormente las cajitas blancas fueron llevadas, en manos de policías, hasta el espacio asignado para que descansen eternamente. Justo en la plaza central del cementerio.
Allí, a los pies de tres yucos, rodeada de helechos, mala madres y claveles chinos, se colocó una placa de mármol gris con la siguiente inscripción: “Bendición de la primera piedra del monumento, en memoria al Niño no Nacido. Quito, 13 de marzo 2018”.
Medina señaló que en ese punto se construirá un monumento en honor a los no nacidos, con un único fin: sensibilizar a la ciudadanía sobre el respeto a la vida.
Por su parte, Martha Villamarín, coordinadora de Métodos y Protocolos del Servicio Nacional de Medicina Legal, mencionó que este procedimiento se realizó bajo estándares científicos y legales.
A la fecha existen, a escala nacional, 125 fetos que no han sido reconocidos. La primera inhumación se realizó en julio del 2017.