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8 de julio de 2020 11:55

Dos bandas cumplen 30 años

La Orquesta de Instrumentos Andinos. Fotos: cortesía

La Orquesta de Instrumentos Andinos. Fotos: cortesía

Ana Guerrero. (I)

La Banda Sinfónica Metropolitana de Quito se fundó en 1990. El aniversario va de la mano con el de la Orquesta de Instrumentos Andinos, que también está cumpliendo este año tres décadas de trayectoria.

Las dos agrupaciones tienen dos ejes comunes: amor por la música y una constante labor con la comunidad. En sus filas hay personajes que se han mantenido desde los orígenes, como el saxofonista Iván Acosta y el percusionista Antonio Cilio Núñez.

Iván tiene 65 años y es uno de los fundadores de la Banda Sinfónica. Se unió en enero de 1990, el mismo mes y año que nació su hija Irene, que con el tiempo se inclinó por el piano y luego por los números.

Desde pequeño se orientó por la música, andaba pilas tratando de tocar algún instrumento. Ya en la adolescencia le regalaron una guitarra. Eso sí, nunca se imaginó que sería su profesión.

De hecho, empezó la carrera de Medicina y a estudiar flauta traversa, hasta llegar al saxofón. Afortunadamente, dice, se decidió por el mundo de las notas.
De la promoción del 73 del Colegio Benalcázar es el único músico, entre médicos e ingenieros.

Iván se formó en varias instituciones hasta que consiguió una beca y alzó el vuelo a Rusia. A su regreso, en el 87, se fue a vivir a Guayaquil con su esposa Lucía De Rubira. A mediados del 89 le llegó la noticia de la creación de la Banda.

Cuando el maestro Julio Bueno lo convocó, no lo pensó dos veces; regresó a Quito para ser parte del grupo. Su formación y talento le merecieron el puesto. 65 músicos emprendieron el camino y hoy son 37.

Como artista, que ha interpretado numerosos géneros, confiesa que en el escenario hay que reír, llorar, guerrear, según el estilo de las melodías.

Este año, de la mano con el aniversario 30, Iván se despide, se jubila de la agrupación con la que compartió eventos de gala y concierto en plazas y barrios. Deja un legado de esfuerzo y, sobre todo, que cada trabajo se debe cumplir con calidad.

La Banda Sinfónica Metropolitana.

La Banda Sinfónica Metropolitana.

Antonio, a sus 59 años, comparte la premisa. Él es uno de los pioneros de la reconocida Orquesta de Instrumentos Andinos.

Dio los primeros pasos en la música con su padre. El quiteño empezó en la música popular, pasando por el grupo de folclor del Colegio Mejía. Luego de la graduación, los guambras formaron el grupo Illiniza; eso sí, “Mejía por siempre”.

Antonio estudió cinco años en el Conservatorio Nacional de Música, en percusión y clarinete. “Era necesario prepararse, pues se necesitaba escribir música, seguir creando, dejar un legado”, comenta.

En el camino, las anécdotas sobran. El percusionista recuerda clarito una de las “más bonitas”. Cuando los invitaron a México, pedían una marimba. “Nosotros tocábamos una esmeraldeña y nos pusieron una de concierto. Nosotros la estrenamos”.

Con la orquesta ha viajado por los diferentes continentes pues, dice, el grupo tiene la misión de difundir la música ecuatoriana. Y en ese camino se han creado fuertes vínculos entre compañeros. Este es el último año de Antonio en la agrupación, el próximo ya está de retirada. Se va convencido de que la orquesta, que empezó con 80 músicos, va para largo, como escuela y portadora de un legado.

Para el festejo se están preparando eventos que tendrán lugar entre septiembre y noviembre, pero dependen de las regulaciones vigentes. Puede estar enterado a través de las redes sociales de la Fundación Teatro Nacional Sucre.