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8 de diciembre de 2021 18:12

Apoyo que se da en cada puntada

Las instalaciones de la academia están en la Cordero E10-55 y 12 de Octubre, en el centro norte. Foto: cortesía

Las instalaciones de la academia están en la Cordero E10-55 y 12 de Octubre, en el centro norte. Foto: cortesía

Ana Guerrero
(I)

Nació en 2017 como un club de costura y hoy es una academia que, además de enseñar el oficio, acolita a quienes hacen de esta actividad el sustento para sus familias. Es DiyClub Academia de Moda y Costura.

En principio, la consigna era compartir entre sus integrantes la satisfacción de aprender a confeccionar sus propias prendas de vestir desde cero.

Las diseñadoras Daniela Armendáriz y Laura Villagómez, ecuatoriana y venezolana, respectivamente, desarrollaron los talleres. Y ahora la academia brinda capacitación en costura, con los respectivos avales.

La meta: impulsar el emprendimiento textil y la inclusión laboral. Ya han formado a, bajito, 680 mujeres. El 65% de entre 24 y 45 años; el 25% de entre 45 a 60 y 10%, de 13 a 24. Ellas se suman a ocho hombres, de 21 a 48 años.

Hay quienes luego de capacitarse ya han emprendido sus propias marcas. Por eso, el 18 de diciembre habrá un desfile y concurso de moda con las colecciones diseñadas y confeccionadas por 20 estudiantes. Premiarán a las cuatro mejores propuestas, con el apoyo de patrocinadores. Y habrá feria de emprendimientos.

En la pandemia, DiyClub creó los Programas de Formación Técnica Textil para mujeres y hombres, para personas en condiciones económicas complejas y de movilidad. Han contado con apadrinamiento de fundaciones, asociaciones y empresas privadas.

La formación es totalmente práctica. Además, dan finanzas personales, cooperativismo, sensibilización de género y modelos de negocio. El 30% de las personas capacitadas tiene ya un mininegocio en crecimiento con sus respectivas ventas.

Mary Valbuena es graduada en Relaciones Industriales y ahora ya da sus primeros pasos como emprendedora en el área de la moda. Dice que aunque creció en el ambiente de la costura, no había reconocido sus bondades.

A los 46 años, la mujer vio la necesidad de hacer algo que no solo beneficie a unos cuantos, sino que sea una fuente de empleo. “He aprendido que no importa el lugar ni la edad para emprender un camino”.

Zulkalin Chirinos, venezolana de 41 años, viene de una familia de modistas. Su abuela materna, su madre y sus tías ejercían esa actividad; de ellas aprendió todo.
Zulkalin es licenciada en Educación Integral y cuenta que por razones económicas salió de su país hace 4 años. “Me tocó olvidarme de mis títulos universitarios para poder comer”.

Ella encontró un empleo como administradora de una hacienda y, por cosas del destino, en una de las bodegas había unas máquinas de coser. Su jefe de le dio chance de usarlas. Pero como no atinaba del todo, buscó ayuda.

Si quiere unirse a la academia, hay oportunidad de ir al sitio o llamar al 099 880 0044 o 098 480 1468. Las clases son de lunes a sábado, en dos horarios.