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27 de octubre de 2022 13:00

El animero saldrá nuevamente en Tumbaco

El animero sale y pide oraciones por las almas. Cortesía

El animero sale y pide oraciones por las almas. Foto Cortesía

Andrea Medina

Él camina en plena medianoche con un crucifijo en una mano y un cráneo en la otra. Ataviado de blanco entero, y sin regresar a ver, avanza a paso lento por las calles mientras invita a unirse en oración por las almas que ya no están.


Se trata del animero, un personaje que desde hace años sale en la noche en algunas localidades de la Sierra el Día de los Difuntos. Su misión: rezar por quienes fallecieron.

En Quito apenas quedan pocos animeros. Y para no dejar morir esta costumbre, en Tumbaco se unieron entre algunos vecinos para recrear esta actividad prevista para el 1 y 2 de noviembre próximo.

Pero no se tratará únicamente de la habitual caminata del Animero. Al finalizar su recorrido, se realizará el Mastaku, o la ceremonia en honor a los muertos. Así lo explica Paulina Calvachi, del Frente Cultural de Tumbaco. Ellos organizan toda la movida. “Esto no se ha hecho desde hace unos 20 años. Por eso queremos recuperar la tradición tal y como se hacía antes: a medianoche”.

Es que las almas de los difuntos, dice Calvachi, solo tienen 24 horas para compartir con los suyos. Por eso, durante ese corto lapso de tiempo se come, canta y reza junto a ellos.

Con el Mastaku se coloca un altar a los muertos. Foto: Cortesía

Con el Mastaku se coloca un altar a los muertos. Foto: Cortesía


Y así como ya lo hicieron en ocasiones anteriores, Luis Mediavilla, de 60 años, volverá a personificar al animero de Tumbaco.

“Es un hecho importante porque se honra a la memoria de las personas que se adelantaron a la partida, así recordamos bien a nuestros difuntos”, comenta Luis.
Para él, la experiencia anterior le trajo bonitos recuerdos porque su abuelo, Mariano Mediavilla, también era uno de los animeros de la parroquia.

El punto de encuentro este año será la iglesia central de Tumbaco. La salida del animero está prevista para las 24:00 del 1 de noviembre. Junto a quienes se sumen ese día llegarán hasta el cementerio para luego participar del Mastaku.

“Los mastakus son los familiares de quienes han fallecido”, explica Avelina Rogel, de la organización Madre Sabia y una de las encargadas de la ceremonia ancestral que se replica en esta época en toda la región.

Como es algo grande, los preparativos empezaron desde ya, dice Avelina. Luego continúan con la preparación de la comida.

El día de la caminata se arma un altar lleno de guaguas de pan hechas por los familiares que participan del encuentro y quienes hacen las figuritas con algún rasgo particular de sus difuntos. Llevan la comida que les gustaba a ellos, y claro, un par de fotos. La música tampoco falta.

“Es algo milenario que nos identifica como parroquia y vale la pena recordar”, comenta Avelina.


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