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23 de octubre de 2019 12:19

Ambientalista y artista de corazón

Juan Carlos Cobo es un vecino de Quito. Se lanza en bicicleta a las vías. Foto: Ana Guerrero / ÚN

Juan Carlos Cobo es un vecino de Quito. Se lanza en bicicleta a las vías. Foto: Ana Guerrero / ÚN

Ana Guerrero
(I)

Juan Carlos Cobo es un comprometido con el ambiente. Lleva 30 de sus 60 años movilizándose principalmente en bicicleta. Le canta al río que un día fue cristalino y a los pájaros que, antaño, tenían hogares extensos y seguros.

Juan Carlos bautizó a Quito como ‘La ciudad negra’. Esta denominación la ha dado, pues, a diario, vive de cerca la contaminación y el efecto del aire contaminado en sus pulmones: dolor, tos e inflamación. La respuesta del médico: “deje de fumar”.

Juan Carlos ni de refilón prende un cigarrillo, pero sí anda cerquita del humo de los buses. Y, como forma de protesta, usa un casco adornado con trenzas, unos protectores grandes para los ojos y una máscara que le cubre la boca, la nariz y gran parte del rostro. “Ojalá los capitalinos nunca tengamos que andar así”.

Y no solo llena sus pulmones de humo cuando viaja en bicicleta, sino también cuando camina. Aun así, hace el llamado a movilizarse dejando el auto en casa, por lo menos, cuando hagan trámites u otras gestiones cercanas al hogar. Todo con la meta de que el panorama vaya cambiando y Quito deje de ser ‘La ciudad negra’.

Es contador de profesión, por años trabajador del sistema financiero y vegetariano desde los 13 años, “ecologista con amor y fundamento”. Ha vivido en varios barrios de Quito, pero siempre guarda en su corazón a La Mariscal.

Juan Carlos Cobo también le entra a la pintura y a la música. Foto: cortesía Juan Carlos Cobo

Juan Carlos Cobo también le entra a la pintura y a la música. Foto: cortesía Juan Carlos Cobo

Se declara amante de la filosofía de la India y de las culturas ancestrales del Ecuador. Además, Juan Carlos practica yoga y es autodidacta en el camino de la música y la pintura.

Le entra al canto y a la guitarra, y con un ritmo entre melancólico y esperanzador proclama: “Ya no escucho al río que me arrullaba de niño. Los pajaritos suplican que respetemos su nido y alertan de un destino violento, frío y sombrío...”. En su carrera también se cuentan los videos ‘Caliente, caliente, lo que le gusta a la gente’.

En el lado de la pintura ha expuesto sus obras, varias de las que se pueden observar en su hogar del barrio Las Casas. Ha presentado muestras como ‘El hombre, el día y la noche’, en 1993, y ‘El hombre y la Pacha Mama’, en 1998.

Por otro lado, fue parte del proyecto ecologista, ‘La cruz verde de América’, en la Amazonía. Y en el 2014 emprendió una campaña ciudadana, de la mano de su familia, contra la contaminación en San Antonio de Pichincha por la explotación de material pétreo.

Juan Carlos, padre y esposo, definitivamente le entra a todo, con decirle que también es columnista en un diario digital y emprendedor.