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29 de noviembre de 2019 09:54

Academia Diplomática del Ecuador vuelve a funcionar

La casa de la Academia Diplomática está ubicada en el sector de La Mariscal. Foto: EFE

La casa de la Academia Diplomática está ubicada en el sector de La Mariscal. Foto: EFE

Redacción Política
y EFE
(I)

La Academia Diplomática del Ecuador volverá a funcionar desde este 29 de noviembre del 2019, en el mismo espacio que ocupó durante 24 años, hasta que el expresidente Rafael Correa dispuso su cierre, en el 2011.

Se trata de la casa que pertenecía al expresidente Galo Plaza Lasso, ubicada entre la avenida 6 de Diciembre y Wilson, en el norte de Quito. El acto de inauguración está previsto para las 11:00, informó Cancillería.

Según el ministro de Relaciones Exteriores, José Valencia, el restablecimiento de la Academia Diplomática permitirá la formación y capacitación permanente y especializada de los servidores de carrera del Servicio Exterior Ecuatoriano.

La entidad vuelve a funcionar como una institución adscrita a la Cancillería. Esto, de acuerdo con la disposición del presidente de la República, Lenín Moreno, emitida mediante decreto ejecutivo Nº 625.

Fundada en 1987, la Academia Diplomática ha formado a 13 promociones, alrededor de 200 miembros del servicio diplomático ecuatoriano, muchos de los cuales están aún en activo.

En una primera fase tuvo otra sede y en 2004 la casona patrimonial se convirtió en el inmueble oficial durante siete años, para luego constituirse brevemente en el primer edificio de Unasur antes de que se construyera el definitivo en la Mitad del Mundo.

La Academia alberga dos aulas y un auditorio con capacidad para 80 personas, además de oficinas en las que trabajan cuatro diplomáticos de alto rango, una pequeña biblioteca, sala de reuniones. Foto: EFE

La Academia tiene dos aulas y un auditorio con capacidad para 80 personas, además de oficinas en las que trabajan cuatro diplomáticos de alto rango, una pequeña biblioteca y sala de reuniones. Foto: EFE

Con una superficie edificada de unos 400 metros cuadrados, el recinto alberga dos aulas y un auditorio con capacidad para 80 personas, además de oficinas en las que trabajan cuatro diplomáticos de alto rango, una pequeña biblioteca, sala de reuniones, todo ello, rodeado por una imponente zona ajardinada.

De dos plantas y tejado a dos aguas, la casa de paredes encaladas ha sido recientemente engalanada con banderas de la nación junto a la fachada rematada por un arco de medio punto y columnas en granito, muestra de la sobriedad de un edificio rústico señorial.

Cuenta uno de los diplomáticos que estudió en el palacete, que hasta esconde una leyenda sobre un fantasma que ha sido avistado junto a un pozo de piedra en el jardín y en una de las ventanas del despacho principal.

En sus salones, la Cancillería ha dispuesto muebles y alfombras patrimoniales, que a partir del primer trimestre de 2020 serán el escenario de las actividades de la nueva promoción de estudiantes, así como de cursos de formación continua para diplomáticos y eventos culturales de diversa índole.

Los alumnos serán seleccionados mediante un concurso al que en principio puede postular cualquier interesado con título universitario, si bien suelen interesarse aquellos que proceden del área de las relaciones internacionales y ciencias sociales.