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Futbolero
8 de julio de 2019 11:17

Los brasileños dicen: En casa mandamos nosotros

Roberto Firmino (20) celebra junto a sus compañeros Lucas Paquetá (18),  Cassio (16),  Miranda (3), Ederson (23) la corona. Foto: EFE

Roberto Firmino (20) celebra junto a sus compañeros Lucas Paquetá (18), Cassio (16), Miranda (3), Ederson (23) la corona. Foto: EFE

Redacción Deportes

Esta vez ya no fue un paseo, como el partido de la primera fase, en donde Brasil arrolló a Perú con tanta fuerza y contundencia que las críticas de la ‘torcida’ quedaron acalladas con aquella exposición de fútbol.

No, en la final, los brasileños tuvieron que sufrir y mucho para lograr su novena Copa América. Brasil ganó 3-1, en un partido en el que empezó gobernando como dictaba la lógica, pero en el que terminó sufriendo.

El definitivo gol de penal, anotado por Richarlison en el final del partido, fue un desahogo para el equipo y para la fogosa hinchada que vio por largos tramos cómo el envalentonado cuadro peruano se iba con todo en búsqueda del empate.

Gabriel Jesús fue protagonista de la jornada. Por lo bueno y por lo malo. El explosivo delantero del Manchester City abrió la llave para los anfitriones con una jugada de ‘crack’ que terminó en el tanto de Everton, a los 15 minutos del partido.

Gabriel Jesús atrajo para sí las marcas de Miguel Trauco y Yosimar Yotún a quienes desairó con dos movimientos de su cuerpo. Avanzó varios metros y colocó un centro preciso que encontró a Everton solito para vencer al golero Pedro Gallese.

Pero los peruanos no fueron a la Copa a aprender e incluso se permitieron soñar con discutir el favoritismo de los locales. Paolo Guerrero, el comandante inca, empató de penal el compromiso a los 44 minutos. ¡Había partido!

El triunfo de la lógica

En las casas de apuestas del mundo, una victoria brasileña se daba por sobreentendida: se pagaba 1,2 dolaritos por cada dólar apostado. No así un empate (cinco dólares) o una victoria peruana (12 dólares por cada dólar apostado). Brasil era el gran favorito por donde se lo vea: solo el pase de su jugador más caro, el volante del Barcelona español, Philippe Coutinho es el doble del valor de mercado de los 23 jugadores peruanos: USD 101 millones de contra de los USD 50 millones de los incas.

Todo estaba dado para la victoria de los locales, pero el empate de penal de Paolo Guerrero puso helados a todos. Entonces, apareció Gabriel Jesús, genio y figura.
No contento con contribuir con un pase gol para el inicial tanto de Everton, el ariete clavó el segundo tanto en el final del primer tiempo.

Pero el Brasil avasallador se diluyó en el segundo tiempo. Sus volantes no encontraban asociaciones ni pases. Para colmo de males, Gabriel Jesús pasó de ángel a demonio tras ver la roja en un encontronazo con Luis Advíncula. Se fue golpeando al VAR.

Perú olió la sangre de su rival y decidió lanzarse furioso a buscar el empate.
Ingresó Raúl Ruidíaz para acompañar los intentos del histórico Paolo Guerrero y Alisson Becker, considerado el mejor golero del mundo, tuvo que ensuciarse el uniforme para impedir el empate.

Con la seguridad del golero del Liverpool, Brasil se blindó hasta conseguir su tercer tanto con el citado penal convertido por Richarlison.

Luego, en la premiación, los brasileños se llevaron todos los premios: Dani Alves, a sus 34 años, fue el mejor jugador del torneo; Alisson, el mejor arquero, Everton, el goleador del certamen.

Dani Alves acudió a recibir la Copa, ante una pasarela de dirigentes sudamericanos, incluidos Francisco Egas, el presi de la Ecuafútbol y María Sol Muñoz, la delegada de la Conmebol ante la FIFA. Le dieron el trofeo y el experimentado lateral la levantó y prendió la fiesta. Brasil celebra su novena corona, la quinta conseguida en casa.