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Futbolero
29 de enero de 2020 14:35

Cinco razones para la debacle de la Sub 23 en Colombia

John Sánchez (7), jugador de la Tricolor y de Independiente del Valle durante una acción del partido ante Argentina. Foto: AFP

John Sánchez (7), jugador de la Tricolor y de Independiente del Valle durante una acción del partido ante Argentina. Foto: AFP

Pablo Campos
(D)

Jorge Célico pasó de dirigir a la más gloriosa Selección Sub 20 -campeona sudamericana y tercer lugar en el Mundial de Polonia 2019- a estar al frente del barco del peor equipo preolímpico de la historia de la Tricolor.

Los muchachos vuelven al país con una tremenda carga: en cuatro partidos no pudieron marcar un gol, recibieron nueve. Tuvieron el balón por largos tramos de los partidos del torneo, pero no pudieron o no supieron cómo lastimar a sus rivales.

Pero no nos perdamos en el análisis o el debate. Los muchachos llegaron a los partidos con el destino casi marcado: hay errores estructurales que determinaron este papelón. En ello, la dirigencia de la FEF y el cuerpo técnico de Jorge Célico tienen responsabilidad.

La Federación se olvidó del equipo juvenil

Dirigencia. El 1 de agosto, la Ecuafútbol despidió a Hernán Darío Gómez y se sirvió de Jorge Célico que venía embalado con sus éxitos en la Sub 20. Célico dirigió en cinco partidos al equipo mayor: estuvo casi todo el segundo semestre del 2019 enfocado en el trabajo de la mayor. La Federación apenas pudo encontrar reemplazo para Gómez en diciembre, cuando fichó a Jordi Cruyff. La Sub 23 pagó los platos rotos.

Jorge Célico deshojó la margarita

El técnico.
Jorge Célico se ilusionó con ser el técnico de la mayor. Quiso colaborar con la Federación y dedicó la mayor parte de su tiempo a los amistosos de la Tri grande, antes que preparar al equipo Sub 23. Otras selecciones preparaban a la par al equipo mayor y al juvenil, pero en Ecuador, el cuadro preolímpico solo tuvo un microciclo de trabajo en noviembre y una gira internacional en diciembre.

Los clubes nacionales dieron la espalda

Jugadores.
 Emelec y Aucas dieron los golpes más fieros: los dos equipos decidieron, en diciembre, no prestar a sus jugadores para armar el equipo. El ‘Ballet’ privó a la Tri de Joao Rojas, Bryan Carabalí y Bryan Cabezas. Aucas no dio el permiso a John Espinoza, Alexander Alvarado, Gregory Anangonó y Johan Lara. En ambos casos se apeló al pretexto de la cercana participación de los equipos en torneos internacionales.

Campana como una mala señal de hacer las cosas

Permisos. Leonardo Campana jugó el primer y tercer partido (ante Chile y Venezuela) de la Selección. No participó del duelo ante Colombia ni ante Argentina, pues fue y volvió de Inglaterra para firmar su contrato con el Wolverhamtpon. Esas idas y vueltas dieron un pésimo precedente: en la Tri cualquiera puede ir y volver de la concentración, pese al mal momento del equipo. Campana privilegió su aspecto personal antes que el grupal.

Mala definición, pero una peor defensa en Colombia

El equipo. Recién la última causa es la futbolística. La Tri llegó condicionada por el poco tiempo de trabajo y las decisiones de escritorio: ya en la cancha, los errores defensivos fueron notorios: Célico probó tres parejas de centrales (Poroso-Segovia, Segovia-Vallecilla y Vallecilla- Poroso), pero el equipo fracasó: nueve goles en cuatro partidos. ¿Y el ataque? ni hablar. Ni la dupla Cabeza-Sánchez, ni la Cabeza-Campana fueron efectivas: cero goles a favor.