placeholder
Futbolero
1 de septiembre de 2017 10:36

De ser primeros a octavos en apenas 2 años

Ecuador se defendía como gato panza arriba y a falta de 21 minutos se llevaba el punto, pero Brasil desató el huracán. Paulinho y Coutinho le pusieron el ‘estate quieto’ a la Selección que cada vez se aleja de la clasificación. Foto: Agencias

Ecuador se defendía como gato panza arriba y a falta de 21 minutos se llevaba el punto, pero Brasil desató el huracán. Paulinho y Coutinho le pusieron el ‘estate quieto’ a la Selección que cada vez se aleja de la clasificación. Foto: Agencias

Redacción Deportes

Christian Noboa salió volando como Superman sin capa y le dejó solito a Paulinho. Al volante del Barcelona (del equipo español, pero) el balón le quedó justito, acomodó la mira y lanzó un remate ante un Máximo Banguera que aguantó lo que pudo antes de lanzarse, pero no pudo contener el remate.

Era el 1-0 de Brasil, corrían 68 minutos y todos sabíamos que la suerte del partido estaba juzgada. Había que ser realistas: este Ecuador viene desde hace rato en capa caída. Lleva solo ocho puntos de 33 posibles en sus últimos 11 compromisos.

Al frente tenía a uno de los equipos con mejor forma futbolística del mundo como Brasil.

Eran fuerzas dispares y por ello al técnico Gustavo Quinteros se le ocurrió que la mejor estrategia era plantear un esquema conservador con cuatro zagueros -dos laterales que nunca se proyectaron-, cinco volantes, enfocados básicamente en defender y un solitario delantero como Énner Valencia, encargado de corretear y corretear, galopar y galopar por la inmensa pradera del estadio Arena do Gremio.

La Tricolor era un equipo reactivo, jamás proactivo o capaz de ser protagonista. Decidía esperar atrás a un Brasil que entró trotando y le tomó más de una hora para encender la máquina. La Selección se traiciona con el paso de las fechas: cuando Quinteros llegó a la Tricolor se hablaba de un estilo agresivo, ofensivo de salir a atacar en todas las canchas de Sudamérica. ¡Nada más alejado de la verdad!

Por eso, cuando llegó el gol de Paulinho, todos sabíamos que nada más pasaría, que no llegarían noticias buenas para el equipo nacional. Es increíble cómo un equipo que empezó gobernando las eliminatorias como este cuadro ecuatoriano, ahora casi mira el fondo de la tabla. Pese a ello, el discurso del entrenador sigue siendo el mismo: “seguiremos peleando. Estamos solo un poquito más lejos de los puestos de clasificación”.

Brasil fue el amo y señor del cotejo. Según las estadísticas de la firma Opta, en el partido de ayer tuvo una posesión de balón del 74%, el más alto en las actuales eliminatorias. El equipo de Tite puso a sus dos laterales (Dani Alves y Marcelo) en campo ecuatoriano, al mismo tiempo, rotaba el balón, tenía paciencia, se entretenía con el esférico ante un equipo que se encerraba que lució ordenado y que respondió físicamente a un ritmo de partido bastante exigente. Neymar era custodiado por tres y hasta cuatro camisetas azules, pero la calidad siempre se impone. El jugador más caro del mundo (costó 262 millones de dólares al PSG) prevaleció siempre en sus duelos. Es un crack que no conoce límites.

Por este abrumador dominio, no era difícil determinar que el segundo gol del ‘Scracht’ llegaría. Gabriel Jesús demostró que es talento puro y desairó a Robert Arboleda y Pedro Pablo Velasco y dejó la mesa servida para que Philippe Coutinho anotase la segunda conquista.

¿Qué es lo que se viene? ¿Qué posibilidades hay?

Ecuador tiene 20 puntos y se medirá el martes a Perú, que de la noche a la mañana se ha convertido en otro rival directo y que ya nos pasó en la tabla y nos dejó octavos. Si todavía se piensa en el Mundial hay que ganar en el Atahualpa y esperar lo que pase en las dos últimas jornadas ante Chile en Santiago y ante Argentina en casa.

Posibilidades matemáticas aún existen, pero lo que este equipo no tiene son respuestas futbolísticas. Quito dejó de ser un fortín: se perdió partidos con Brasil y con Colombia, además, se empató con Paraguay en el Atahualpa. La era de Quinteros empezó con alegría y ahora nos tiene a todos atribulados. ¡Qué pena por la Tri!