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Futbolero
11 de noviembre de 2019 09:13

Full mimos para el campeón Independiente del Valle

Hinchas aplauden en la Av. 6 de Diciembre, en el sector del Quicentro, norte de Quito. Foto: Diego Pallero / ÚN

Hinchas aplauden en la Av. 6 de Diciembre, en el sector del Quicentro, norte de Quito. Foto: Diego Pallero / ÚN

Daniel Costa (D)

“Sí se pudo”, “gracias muchachos”, “Ecuador… Ecuador”, fueron algunos de los gritos de ayer, 10 de noviembre del 2019, de los quiteños durante la caravana de los campeones de la Sudamericana. Tras una emotiva llegada al aeropuerto internacional Mariscal Sucre, la delegación rayada emprendió un viaje por Quito y sus alrededores. Todos querían presumir el trofeo de la Copa Sudamericana.

El recorrido del Independiente del Valle arrancó a las 12:00 con los jugadores subidos en un bus descapotable y con una sonrisa de ‘hornado’. Algunitos llevaban gafas para cubrirse del sol . A los futbolistas todavía les quedaba energía en sus piernas, a pesar de una larga noche de festejos. Cada puente peatonal o cada cable de luz, que se cruzaban en el camino, era esquivado por una sentadilla al mando del ‘profe’ Miguel Ángel Ramírez.

El DT español no soltó el bombo en las dos horas y media que duró el trayecto, acompañado de una bandera de Las Palmas, su ciudad de origen. El entrenador se emocionó al ver dos veces la bandera de España en el extenso recorrido.

Los jugadores y el entrenador Ramírez celebran junto a la afición quiteña. Foto: Diego Pallero / ÚN

Los jugadores y el entrenador Ramírez celebran junto a la afición quiteña. Foto: Diego Pallero / ÚN

Cada carro que pasaba en el carril contrario de la Ruta Viva se unió con un pito, una bandera o un grito de apoyo. Los habitantes de Tumbaco y Cumbayá recibieron con algarabía a los ‘roncos’ jugadores que ya no podían más de la euforia.

Un grupo de hinchas prendió unas bengalas de color azul y negro al llegar a la av. Granados. En la entrada a Quito, una señora no se aguantó las ganas y llenó de pétalos de flores a toda la delegación. Los jugadores pidieron que se detenga el bus para agradecer este bonito gesto. La fiesta se manchó por un diminuto grupo de aficionados albos que realizaron gestos obscenos a los nuevos monarcas, en el sector de la Hormigonera. Pasaron desapercibidos.

Otro aficionado de la ‘U’ apagó su vehículo en plena avenida 6 de Diciembre, se bajó e hizo un gesto de alabanza al bus de Independiente. El recorrido invadió el carril de la Ecovía y en cada estación los jugadores alzaban la Copa. El clima ayudó durante el viaje, a pesar de que estaba pronosticada una ligera llovizna.

El ‘Príncipe de Copas’ fue recibido con los mayores honores (arco de agua) en el aeropuerto.

El ‘Príncipe de Copas’ fue recibido con los mayores honores (arco de agua) en el aeropuerto. Foto: Diego Pallero / ÚN

Michell Deller, el más duro de los rayados, era uno de los más entusiasmados, junto con su hijo Harrison. Santiago Morales, gerente del club, y Andrés Larriva, jefe del departamento de marketing, se quedaron en el primer piso del bus.

Christian Dájome era el encargado de mandar besos, de aplaudir y de saludar a los transeúntes capitalinos. El volante ofensivo, quien no soltó su bandera de Colombia, fue el autor del tercer gol en la final única frente a Colón de Santa Fe. Su compañero Richard Schunke debió terminar con dolor de brazo. Todo el recorrido flameó una pequeña bandera de Independiente del Valle.

El momento más emotivo fue en la llegada del bus al centro comercial San Luis.

El momento más emotivo fue en la llegada del bus al centro comercial San Luis. Foto: Diego Pallero / ÚN

La gente más prendida fue en la Av. 12 de Octubre y en la Nueva Oriental. En cada puente peatonal fueron bautizados con un poco de agua y cerveza. Nada les podía molestar. Eso sí, cuando llegaron al peaje de la autopista General Rumiñahui, al chofer del transporte le tocó cancelar un dolarito para continuar con el paseo. Los ocho puentes hasta llegar a San Rafael estuvieron copados de hinchas. Los niños pedían que los jugadores cantaran, pero en más de una ocasión se tomaron la garganta, dando a entender que ya no tenían más voz.

El valle de Los Chillos se detuvo para recibir a los campeones. No hubo esquina sin aplausos. Las canchas del San Luis Shopping contaron con una tarima, inflables, parlantes y cientos de hinchas de su pueblo natal.