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Futbolero
12 de septiembre de 2019 12:16

Hernán Galíndez se estrena como ‘profe’ de goleros

Norberto Araujo y Hernán Galíndez imparten instrucciones a los siete arqueros que se entrenan en la Academia de Fútbol Beto Araujo, en el sector del Quito Tenis. Foto: David Paredes / ÚN

Norberto Araujo y Hernán Galíndez imparten instrucciones a los siete arqueros que se entrenan en la Academia de Fútbol Beto Araujo, en el sector del Quito Tenis. Foto: David Paredes / ÚN

David Paredes
(D)

Con un cronómetro en el cuello y con las manos repletas de implementos deportivos, Hernán Galíndez prepara el espacio de la cancha donde sus siete alumnos aprenden a volar y a evitar goles. El argentino, que es arquero activo de la Católica, empezó hace tres semanas a trabajar en la Academia de fútbol de su amigo Norberto Araujo.

Ahora trata de enseñar a chicos de entre 8 y 15 años toda su experiencia como golero. Sus pupilos están encantados. Pero los que más disfrutan verlo en acción son los padres de familia, quienes se quedan hasta que termine la clase en la parte externa de la cancha.

Para Norberto Araujo, dueño de la academia y exjugador de Liga de Quito, incorporar a Galíndez a su equipo de trabajo fue fácil. Hace más de un mes se reunieron en una cafetería. El golero del ‘Trencito Azul’ le contó al ‘Beto’ que sueña con ponerse una academia de arqueros a futuro.

“Estaba buscando profesionales para ese cargo que fueran arqueros. Tenía un preparador que no tenía la experiencia de camerino y no podía transmitirles a los chicos lo que se necesita para ese puesto”, asegura Araujo, quien además está contento, porque ve el trabajo que hace su amigo y compatriota.

Galíndez escucha a sus pupilos, quienes antes y después de la práctica lo ‘atacan’ con preguntas de todo tipo. Quieren saber la técnica o qué hacer en los mano a mano. Cómo caer en una volada o, simplemente, qué se siente jugar de forma profesional.

“Yo los escucho y aprendo de ellos también. Últimamente, ya están viendo más los partidos de Católica y muchas veces me preguntan por qué hice tal movimiento. Yo les inculco que siempre vean fútbol. Así también se aprende”, dice Galíndez, quien en las últimas tres semanas ha demostrado su pasión por la enseñanza y su paciencia.

El golero de 31 años asiste a la canchita los martes y los jueves. En una hora y media de trabajo trata de sacarle el jugo a sus muchachos. Empezó por lo básico.

La primera lección fue cómo hacer la balanza (técnica para levantarse del piso sin utilizar la mano). También les muestra cómo ubicar su cuerpo bajo los tres palos del arco.

“Armar mi escuela en este momento no era factible. Por mi trabajo no me dan las horas para estar todos los días con los chicos. Por eso, cuando el ‘Beto’ me propuso que le ayudara con los arqueritos acepté encantado. Me pone feliz verlos cuando aprenden cosas nuevas y cómo se divierten”, dice el ‘Gordo’ Galíndez.

Por ahora se está acostumbrando a que los chicos le digan ‘profe’. Según le contó a ÚLTIMAS, esa palabra le hace sentir viejo. Lo dice entre risas mientras arma el circuito que programó para el entrenamiento del martes.

El golero de la 'Cato' es de esos entrenadores exigentes que hacen pausas para corregir. Afirma que todo lo que enseña tiene un objetivo.

“Los chicos escuchan, observan y luego ejecutan cada movimiento que les enseñamos. Hay que tener mucho cuidado con lo que se les inculca. Ellos ya quieren saltar cuerdas y volar por todo. Pero hay que ir paso a paso. Cuidamos que no se lesionen, porque eso puede desmotivarlos a ser arqueros”, aclara el nuevo profesor de la Academia del ‘Beto’ Araujo.

El venezolano Manuel Sanhouse, preparador de arqueros del ‘Trencito Azul’, lo ha asesorado. Desde que se enteró de esta nueva faceta de su pupilo ha estado pendiente de cómo le va en las clases. Incluso le da recomendaciones de ejercicios básicos para que los chicos perfeccionen la técnica.

Sus muchachos terminan con la lengua afuera pero con sonrisa de oreja a oreja. Al finalizar la práctica, el grupo de arqueros se reúne a un costado de la cancha. Hacen el grito de la Academia y luego conversan durante 5 minutos.

Los más pequeños le cuentan cómo les ha ido con lo aprendido. Incluso ya han puesto en práctica las caídas en los partiditos de los recreos. Con los más grandes conversa más. Está pendiente de cada movimiento que realizan en la cancha.

Cuando los chicos hacen bien los ejercicios, es el primero en felicitarlos. Cuando les hacen goles, les pide que se levanten de inmediato. El argentino-ecuatoriano también es un motivador.