Se quedaron con las ganas
Esas cosas que tiene el fútbol. Emelec tenía apenas el 33 por ciento de opciones de dañar el festejo del título 15 de Barcelona. Su archirrival debía ganar o empatar para descorchar el champán. Pero no sucedió, se produjo lo impensable.
El Ballet se tomó la casa de su rival. Nadie lo había hecho en todo el año: el Deportivo Cuenca había sido el único equipo que sacó un empate. Todos habían caído en el estadio Monumental.
Esta vez, la ansiedad y el nerviosismo le jugaron una mala pasada al Barcelona. Habían pasado 12 minutos y Robert Burbano se había comido dos opciones.
Los amarillos no tenían la cara de siempre: Damián Díaz lucía desconectado de su pana, de su socio Jonatan Álvez. Era tan malo el inicio que el ‘Kitu’ falla en el primer tanto de los eléctricos: pase atrás para que Angelito Mena diga gracias y defina el 1-0.
Había silencio en el Monumental. Silencio y nervios. El ‘Kitu’, el ídolo del pueblo, fue el llamado a arreglar las cosas, a enderezar el camino. Lo hizo con un gol que alimentaba la ilusión de los amarillos. Era un 1-1 que permitía dar la vuelta olímpica.
Pero, Barcelona no fue el equipo de los dientes afilados de siempre. Y en eso tuvo gran mérito el Emelec que llegó a la casa de su rival para desconectar el aparataje ofensivo de su rival. Pero, además de eso, tuvo a Angelito Mena prendido.
El seleccionado nacional hizo la diferencia: marcó el primer tanto, pero también hizo el segundo. Luego, fue a abrazarse con su técnico, con el profe Alfredo Arias.
Al final, los azules celebraron. Estebitan Dreer hacía una danza, lo abrazaba a Mena. Los Atletas de Cristo se arrodillaron y le agradecieron al Todopoderoso. A Emelec no le gustaba nada la idea de que su rival le celebre en las narices. Eso sí a Barce le quedó platita: USD 1 095 716 van a las arcas de los amarillos.