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Farándula
19 de noviembre de 2016 00:00

Vicente, el maestro de la careta

A lo largo de 10 años, Vicente pasó por 6 talleres. Su deseo: aprender los trucos de sus maestros. Foto: Betty beltrán / ÚN

A lo largo de 10 años, Vicente pasó por 6 talleres. Su deseo: aprender los trucos de sus maestros. Foto: Betty beltrán / ÚN

Betty Beltrán

No en vano nació en Píllaro (20 de marzo de 1948), en la tierra donde las caretas inundan el pueblo durante los días de la Diablada. Pero Vicente Paredes tardaría años hasta descubrir su pasión por hacer caretas de cartón, látex, caucho y fibra de vidrio.

Desde guambrito tenía la idea de que sería peluquero. Así que ni bien terminó la primaria, se vino para Quito. Y lo hizo a lo ciego.

Él fue el primero de sus siete hermanos que migró. No había escapatoria: salía del pueblo o se resignaba a ser agricultor. Y esto último era lo que menos quería.
Ya en Quito, se bajó en la 24 de Mayo y lo tiró a la suerte: caminar al norte, sur, este u oeste. Decidió ir al este; y en la calle Imbabura se encontró con la peluquería El Progreso.

Se acercó con recelo y miedo. Hasta que el maestro salió y le preguntó qué era lo quería. Aprender el oficio, le dijo Vicente, con voz entrecortada.

Como le cayó superbién al maestro, le dio trabajo y consejo. Así fue como prosperó; a los seis meses aprendió el oficio y en 10 años pasó por seis talleres con el fin de aprender los trucos de cada uno de sus maestros. En 1971 obtuvo su título de peluquero.

Un día después de graduarse, se puso su propio taller cerca del Colegio Mejía. Y en el techo del cuarto puso decenas de caretas para revender. En esa época, en las peluquerías se vendía ese tipo de productos.

Y antes de despedir el año 1971, logró independizar el negocio de la peluquería y el de las caretas. Así surgió El Palacio de la Careta, en las calles Venezuela y Matovelle; actualmente el negocio está en la García de León y América.

Sus tres hijos (dos hombres y una mujer) no siguieron sus pasos, pero siempre le están asesorando para innovar los materiales de las caretas y los diseños. Ellos son su eterna alegría.