Una cocina más ecoamigable

La cocina es una de las zonas del hogar donde se produce la mayor cantidad de desperdicios. Al mismo tiempo, es un área esencial para quienes desean contribuir con el cuidado del planeta. Al modificar algunos hábitos de limpieza y de almacenamiento de los productos, se puede reducir de gran manera el impacto que se causa en el ambiente.
Para lavar las frutas y verduras, por ejemplo, no es necesario que tenga el grifo abierto todo el tiempo. Se puede llenar un recipiente con agua y sumergir allí los alimentos. Esto permitirá que se desinfecten, sin desperdiciar el líquido vital.
Lo más importante es separar la basura que se genera en esta zona del hogar.
Después de cocinar, clasifique sus desechos. Las cáscaras de las frutas o de las verduras pueden servir como abono. Por eso coloque todos sus residuos orgánicos en una funda especial. Estos pueden servir para hacer abono.
Por otro lado, no bote el aceite usado en el lavabo. Esto generará una gran contaminación. Guárdelo en un recipiente y después entréguelo para su desecho.