El hábito del ahorro crece con los peques del hogar
El ahorro es un hábito que se desarrolla a lo largo del tiempo. Para que la costumbre se mantenga y sea efectiva, el ejemplo que los niños reciben en sus hogares es fundamental.
Si los niños ven que sus papás planifican los gastos, no derrochan el dinero y mantienen un fondo para emergencias o para un fin en particular, harán lo mismo mientras van creciendo. De esa forma se estarán formando niños que valoren esa palabra que es tan fácil de decir, pero complicada de cumplir: ahorrar.
Guadalupe Cabrera, del banco español BBVA, explica la importancia de este hábito en palabras sencillas: “Ahorrar es una cuestión de hábito y fomentarlo desde una edad temprana ayudará a los niños a entablar una relación amigable con el dinero, que les servirá de base cuando se conviertan en población económicamente activa. Es el primer paso para ser personas financieramente responsables”.
Esta especialista considera que enseñar a los niños el hábito del ahorro debe de ser un tema lúdico, que se puede hacer en familia y en las instituciones educativas. Es decir, se trata de un tema de responsabilidad compartida entre el hogar y las escuelas.
Otros consejos sobre el tema los ofrece la revista de negocios Forbes. La publicación señala que consumir responsablemente en el presente y generar hábitos de ahorro nos evitará llevar un modelo de vida en el que gastemos más de los que ingresamos, con el riesgo de sobreendeudarse y angustiarse por
no poder pagar las deudas.
“Ahorrar nos permitirá vivir tranquilos y nos proporcionará seguridad e independencia financiera para cumplir metas y afrontar imprevistos. El hábito del ahorro debe convertirse en un estilo de vida que los padres deben inculcar a sus hijos, ya que es la única forma de que los futuros adultos no se conviertan en esclavos de sus deudas”, dice un artículo de Forbes escrito por Máximo Santos Miranda, experto en temas financieros.
Para este especialista, inculcar el hábito del ahorro a los niños debe ser tan importante como enseñarles a cepillarse los dientes, ya que con ello gozarán en el futuro de una buena salud financiera.
Los expertos dicen que es vital que los pequeños comprendan que el dinero no es algo que nace de los árboles, sino que se obtiene a través del esfuerzo y del trabajo. Por esta razón es útil que los niños entiendan que el dinero que se les da no es una obligación de los padres, sino que es una recompensa por el cumplimiento de ciertos objetivos sencillos que se les marcan y que son alcanzables de acuerdo con su edad y situación.
El ahorro enseñará a los pequeños a tener objetivos de compra, como puede ser un juguete o un libro y su recompensa será la satisfacción de haberlos logrado gracias al ahorro.
Finalmente, los expertos en temas financieros dicen que ahorrar significa tener paciencia para conseguir algo e inculcar esto a los niños se hace cada vez más difícil, ya que los niños cada vez tienen menos tolerancia a la espera y quieren todo de forma instantánea.
“Por esta razón, resulta vital enseñar a los niños que el tener paciencia tiene sus recompensas y que van a poder conseguir en un tiempo razonable aquellos objetivos que tanto anhelan”, dice Santos Miranda.
Cuatro ‘tips’
El dinero
sirve también para gastar. Ponerse objetivos de ahorro es muy importante. Un niño que inicia la educación básica puede empezar a comprender este concepto.
Darles a los niños dinero semanalmente y una alcancía pueden ser unos formidables recursos para que comiencen a entender el valor del dinero. Deben saber que pueden gastar, pero que deben ahorrar una parte del dinero que tienen asignado para toda la semana.
Alcanzar objetivos o metas. El ahorro enseñará a los pequeños a tener objetivos de compra -un juguete, un libro, un regalo para un familiar, etcétera- y así obtener como recompensa la satisfacción de haberlo logrado. De esta manera, el concepto se materializa cuando se obtiene algo con base en el ahorro.
Armarse con el valor de la paciencia. Inculcar este valor no es fácil y cualquier rabieta puede poner a los padres ‘en jaque’ ya que los niños cada vez tienen menos tolerancia a la espera. Quieren todo en el momento y la frustración
no se hace esperar, pero poco a poco los niños aprenden cuando tienen el poder de tomar decisiones. Son lecciones de vida.
