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17 de noviembre de 2016 11:45

'Ni un paso atrás' resonó en su funeral

La capilla ardiente para despedir a Sixto Durán Ballén se instaló en el escenario del Salón de la Ciudad, la mañana de ayer. Foto: Vicente Costales / ÚN

La capilla ardiente para despedir a Sixto Durán Ballén se instaló en el escenario del Salón de la Ciudad, la mañana de ayer. Foto: Vicente Costales / ÚN

Santiago Ponce

Jorge, hijo de Sixto Durán Ballén, contó en el discurso que dio a nombre de su familia, que durante la caravana que llevaba el féretro de su padre hacia el Salón de la Ciudad la gente lo emocionó con sus gritos de “¡ni un paso atrás!”, la frase célebre que el expresidente pronunció en el balcón de Carondelet, en el momento más duro de la guerra del Cenepa (1995).

Cuando llegó el cortejo, la gente hizo silencio, en señal de respeto, hasta que la voz de un adulto mayor lo rompió con el mismo grito. Durán Ballén presidió Ecuador entre 1992 y 1996. Pero aun los más jóvenes que rodeaban el Municipio capitalino recordaban la frase y se sumaron a esa voz, que se escuchaba mientras el féretro ingresaba al salón.

La voz de las trincheras del Cenepa no se apagó, proclamaron también combatientes de la guerra con el Perú, quienes asistieron al velatorio. Hasta el sitio, ayer, entre los primero en llegar estuvieron los ciudadanos que recordaban a “su Alcalde y a su Presidente”. También lo hicieron personalidades políticas.

Romper la barrera entre el sur y el norte de la capital fue uno de los logros que se recordaron. Lo hizo el alcalde Mauricio Rodas y la comunidad asistente a las honras fúnebres. El Burgomaestre anunció que se analiza bautizar alguna de las nuevas obras que se ejecutan en la ciudad con el nombre del arquitecto, fallecido a sus 95 años.

Sixto recibió la condecoración post mortem Marieta de Veintimilla por Servicios Relevantes. Rodas entregó el galardón a la esposa del arquitecto, Josefina Villalobos, doña Finita.

Antes de recibir la distinción, los balcones del Municipio resonaron, eran los aplausos de trabajadores municipales.

Fue deseo de Durán Ballén que su despedida fuera en el Municipio. Su amigo Carlos Larreátegui lo confirmó. Dijo que le pidió “una y otra vez” que si algún día fallecía, no le llevaran al Palacio de Gobierno.

La voluntad del Constructor se cumplió. La capilla ardiente estará hasta mañana, día en que será la misa en La Catedral.