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1 de febrero de 2017 11:54

Andre es una valiente scout 

En el parque La Carolina, Andrea Yáñez muestra su uniforme de exploradora. Foto: Betty Beltrán / ÚN

En el parque La Carolina, Andrea Yáñez muestra su uniforme de exploradora. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Betty Beltrán

Por donde quiera que se la mire, Andrea Yáñez es una joven feliz y muy activa. Hasta ahí nada de extraordinario, pero si le decimos que a sus 23 años decidió formar parte del movimiento Scout pese a su discapacidad, bueno, ahí sí es otra cosa.

Cuando habla, sienta cátedra. “Para mí no existe la palabra no puedo. Pese a las malas caras de la gente, siempre saco lo bueno de cualquier situación incómoda. Desde muy chica (13 años) aprendí a defenderme sola y a conocer mi ciudad”.

Forma parte de los Boys Scouts (exploradores) desde hace un año. Siempre le llamó la atención el espíritu comunitario que propuso el fundador en 1907 (en Inglaterra). Además, quería ser parte de la saga de parientes que formó fila en los Scout de Esmeraldas. Ella no quiso estar fuera.

Jamás se ha considerado diferente. Las cosas las hace igualitas a todos, solo que despacio y a su manera. Incluso en el grupo Scout del Sur hace todo, nada es complicado para ella.

Ni siquiera las dos horas que necesita para movilizarse desde su casa, en La Kennedy, hasta el grupo Scout, en Quitumbe, le roban la ilusión de ir todos los sábados a reunirse con sus amigos. Cruza toda la ciudad en transporte municipal, así llueva o relampaguee.

Andrea nació en Quito, en mayo de 1993. A los 2 años le diagnosticaron parálisis cerebral infantil, que afectó a sus piernas. Enseguida comenzó el peregrinar por hospitales. Las casualidades de la vida: su madre se especializó en Docencia para Personas con Discapacidad.

Por esos problemas de salud, la joven exploradora fue rechazada en varios establecimientos educativos. Pero su constancia, junto con su madre, permitió que obtuviera el título de bachiller en el Colegio Marco Salas Yépez y con buenas calificaciones. Fue escolta de la tricolor.

Recuerda que a los 15 años se sometió a la primera cirugía múltiple en el Ecuador. Tiene siete cirugías en cada pierna, luego tres más… Tantas que, con un humor, insiste: “Soy la mujer biónica”.