La Torera ahora tiene forma de guagua de pan
Paradas a un costado del mostrador del local Rincón del Cura Males se observan cuatro guaguas de pan. Bien bonitas están y “todo Dios” que pasa por el Pasaje Arzobispal se detiene a admirarlas.
No es para menos, pues las guagüitas están bien agraciadas. Una de ellas representa nada más y nada menos que a ‘La Torera’, aquel personaje emblemático del Centro Histórico de Quito del siglo XX.
Para qué, alhajita está. Con su infaltable sombrero celeste, su blusa rosada y su falda amarilla. Junto a ella, posa la santa Marianita de Jesús, conocida como la ‘Azucena de Quito’.
En ese selecto grupo no podía faltar monseñor Checa y Barba que murió envenenado en el templo de La Catedral, y pegado a él un elegante Granadero de Tarqui, que resguarda el Palacio de Carondelet.
Sofía Vallejo es la mentalizadora de semejante trabajo. Y lo hizo, confiesa, para participar en un concurso de la guagua más linda. Cierto que no ganó, pero le queda la satisfacción de mirar a sus clientes y no clientes detenerse en su local y admirar, con una amplia sonrisa, a sus criaturas.
En su local se venden, todos los fines de semana, la colada morada con su respectiva guagua de pan. Pero en esta época de apogeo, se oferta mucho más; incluso con los horarios extendidos. ¿El precio? Una taza con su guagua o pristiño por solo USD 1,50.
Y, ¿cómo hizo las guaguas modelos? Sofía cuenta que las elaboró durante tres días y una vez que salieron del horno se esperó que se enfríen y el pan se añeje un poco para poder decorarlas con ‘fondant’ y colorantes vegetales.
Todo es comestible y siempre guardando los detalles que tiene cada personaje. Al término de la época de Difuntos, posiblemente las saboreen con una deliciosa colada morada.
