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23 de mayo de 2018 08:59

Subcentro de salud del IESS, tres años abandonado

El viejo edificio está cerrado a cal y canto, y es un foco de inseguridad, mencionan los vecinos del sector; está en pleno Centro. Foto: Ana Guerrero/ ÚN

El viejo edificio está cerrado a cal y canto, y es un foco de inseguridad, mencionan los vecinos del sector; está en pleno Centro. Foto: Ana Guerrero/ ÚN

Ana Guerrero
(I)

Los vecinos andan a la espera del destino del edificio del viejo dispensario del IESS del Centro de Quito. Algunos han aguantado tres años con el bajón de las ventas.

Tres años entre angustia, bajas ventas y, de paso, inseguridad. Este es el panorama que viven en los establecimientos que rodean al edificio del antiguo dispensario del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, en las calles Benalcázar y Manabí, Centro de Quito.

Quizá la queja y la inconformidad no sean nuevas, sin embargo, la realidad es latente. Así resume Lina Tamayo al día a día que se vive en el sector, luego de la despedida del centro médico, en el 2015.

La mujer, quien denunció esa realidad a este Diario, se ha resistido a marcharse, buscar otros locales y dejar los 17 años que ha invertido para sacar a flote su tienda y restaurante.

A Tamayo, cuyo establecimiento está frente a frente con el viejo dispensario, para redondear las ventas le toca estar pilas a los conductores de los vehículos que pasan por la Benalcázar, por si alguno le pide un agua o alguna gaseosa.

En los días de bonanza -cuando enfermeros, médicos, administrativos y personal de servicio eran clientes fijos-, la caja del día se cerraba con unos USD 150. El movimiento empezaba desde las 06:00. Actualmente, asegura la comerciante, rasguñando llega a los 50.

La mujer no es la única en lamentarse por la situación. La queja se replica en la voz de Marcelo Mayo, dueño de una heladería de la calle Manabí. El negocio “ahora ya no es nada”, pero se aferra a no dejar morir su patrimonio. Cada día abre su local para darle duro al trabajo.

A la baja de las ventas por el traslado del dispensario al sector de las calles Flores y Olmedo (antiguo Monte de Piedad) se suma que las veredas del lugar, como se puede constatar al acudir tempranito.

Las aceras se han convertido en dormitorios para personas en situación de calle. También, en el ingreso de la Manabí, que antaño recibía a los pacientes, las mañanas se puede ver las marcas de orina.

Estas imágenes no ayudan mucho al turismo que ya de por sí se queda unas cuadras al sur de la Manabí, apunta Gabriela Peña, propietaria de una cafetería del sector.

Para Pella, el edificio abandonado “ayuda” a espantar a los visitantes. Concuerda con Tamayo en que a semejante inmueble, en el que se puede distinguir el letrero ‘Antonino Russo-Arquitecto’, se debería dar un nuevo uso.

Esa inquietud, sobre el uso que se prevé dar a la edificación, se fue directito al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social. Este Diario también consultó sobre la seguridad en el predio. Quedaron en enviar la respuesta con los detalles. Hasta el cierre de esta publicación no se manifestaban.

Lo fijo es que el predio, como confirmaron las fuentes del Instituto Metropolitano de Patrimonio, está inventariado como un bien patrimonial de la ciudad, uno de los cerca de 5 000 del denominado núcleo de la zona histórica de Quito.

Y mientras los comerciantes y moradores esperan ver el nuevo uso que le darán a la edificación, ya constatan de cerca las nuevas pintas de cuatro casas patrimoniales, en la misma Manabí, vecinas del viejo dispensario del IESS, que han corrido con mejor suerte.