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8 de enero de 2018 06:48

Quito pasó de compras locas a pasillos vacíos

La comerciante Angélica Tutillo acomoda la ropa de niños en su local. Foto: Ana María Carvajal / ÚN

La comerciante Angélica Tutillo acomoda la ropa de niños en su local. Foto: Ana María Carvajal / ÚN

Redacción Quito

Las dos últimas semanas de diciembre fueron las más ajetreadas en el Centro Comercial del Ahorro Hermano Miguel, en el Centro Histórico de Quito.

Pero del bullicio y la locura de este mes muy poquito queda. Ayer, los pasillos estaban silenciosos y en la mayoría de locales había más vendedores que clientes.

Angélica Tutillo, quien tiene un local de ropa para niños y bebés desde el 2003, afirmó que es usual que las ventas decaigan en enero, pero que a ella y sus ‘compas’ les duele que su venta baje “porque hay mucho comerciante ambulante (...) Vivimos como un sepulcro. La gente no entra”.

Según doña Angélica, muchos vecinos de su local se han endeudado para surtirse de mercadería pero no han podido vender lo suficiente porque “la entra gente pero no tanto”. “El billete plástico también nos ha fauleado. Nosotros trabajamos con efectivo y vendemos lo más económico”, dijo, preocupada.

Entre los clientes estaba Michelle V., de 17 años. Ella llego desde Puyo. Como no conoce mucho Quito, eligió ese sitio para buscar unas botas que necesita. Le gustó poder hacer compras sin mucha saturación.

En otro local de ropa estaba Geovanna Caranqui, quien ayuda en el negocio que su madre empezó cuando era niña y ha mantenido durante toda su vida.

Para Caranqui, el trajín de las ventas ha sido menor que en otros años pero afirma que hubo ventas entre el 15 y el 25 de diciembre.

Tras una pausa, la demanda creció en el local de jeans el 31 de diciembre. Caranqui dice que es común que la gente compre ese día la ‘cachina’ para ir la fiesta de Año Nuevo. Ayer, ofrecía ropa a la poca gente que pasaba, pero según su experiencia, el movimiento suele mejorar en Carnaval.

Pero hay gente como Maribel Sánchez, que prefiere ir de compras navideñas en enero. Así se evitan aglomeraciones y pueden elegir con más calma. Ella llegó con sus hijos de 22, 12 y 6 años para comprarles ropa como regalo atrasado.

La gente nueva en el Hermano Miguel también esperaba clientes. Betty Caicedo trabaja en un local y cuenta allí solo el 24 de diciembre fue movido. Coincide Tania Iza, quien cambió su local en el centro comercial de Mayoristas y Negocios Andinos, en el sur, por el del centro, hace un año.