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16 de diciembre de 2016 13:09

En la Magdalena hay mucho trabajo en equipo 

El parque de La Magdalena y la iglesia son los sitios tradicionales del barrio del sur de Quito. Ponerle guapo fue una tarea en equipo: Municipio, vecinos y empresa privada. Foto: Galo Paguay / ÚN

El parque de La Magdalena y la iglesia son los sitios tradicionales del barrio del sur de Quito. Ponerle guapo fue una tarea en equipo: Municipio, vecinos y empresa privada. Foto: Galo Paguay / ÚN

Redacción Últimas Noticias

Casas antiguas, calles angostas y trabajo en equipo son parte de uno de los barrios tradicionales del sur de Quito, La Magdalena. Allí, donde antaño se desaguaban chochos en la quebrada que adoptó el nombre del grano, la vecindad no se pierde.

Las labores en conjunto lograron que el parque del lugar tenga nueva pinta. Este es su sitio emblemático, donde está una pileta de más de un siglo de existencia, según los vecinos.

Además de la fuente, el barrio tiene otro tesoro y parte del patrimonio de la ciudad, su iglesia. Esta sufrió algunos daños durante el terremoto de abril pero ya está “papelito”. Para la recuperación del parque, que hasta hace no mucho era una especie de cantina, fue gestión de cerca de dos años. Así lo recuerda una de las dirigentes, Gladys Ordóñez.

En el proceso también participó el duro de la seguridad y morador, el suboficial de policía Olmedo Hinojosa. Que los chumaditos dejen el parque no fue tarea fácil, pero lo lograron, cuenta.

La primera intervención del parque estuvo a cargo del Municipio y actualmente tiene su padrino, la Cooperativa de Ahorro y Crédito Riobamba. Marcelino Calero, miembro de la institución, dice que, como vecinos que son del barrio, son parte de la solución de los problemas. Todos ponen un “granito de arena”.

Un nombre con raíces
​El origen 

La Magdalena, además de tener un barrio central con ese nombre, es una parroquia integrada por sitios como Chilibulo, La Unión, entre otros. Lleva el nombre en honor a la santa católica María Magdalena. No obstante, su historia es mucho más antigua. Antes de la conquista española, el lugar estaba habitado por una comunidad indígena conocida como Machangarilla.

En el barrio aún se conserva el legado de la comunidad y se celebran las fiestas con danzas y costumbres que rememoran aquellas épocas. Algunos moradores actuales recuerdan que cuando el barrio, ya bajo la denominación de La Magdalena, estaba conformado en gran parte por indígenas. Actualmente, hay una organización que lleva el nombre antiguo del poblado del sur de la capital. En el grupo hay gestores culturales, artesanos, emprendedores, entre otros.

El personaje
Un caballero con legado en las calles del sur

José Gabriel Salazar es uno de los moradores más antiguos del barrio.  Foto: Galo Paguay/ ÚN

José Gabriel Salazar es uno de los moradores más antiguos del barrio. Foto: Galo Paguay/ ÚN

Elegante, con terno como los domingos para ir a misa. Esa es la pinta infaltable de José Gabriel Salazar, uno de los vecinos más antiguos del barrio La Magdalena.
José se acerca al siglo de vida. Con 91 años pero más duro y más lúcido que un guambra de 20. Él nació en San Roque y muy pequeño fue a vivir a una de las puertas de ingreso del sur de la capital. Este caballero fue estudiante del Hermano Miguel, uno de los planteles insignes de la localidad.

Como todos los guambras del lugar, jugaba en las calles y tenía hartos panas. Ya en la juventud se involucró en proyectos culturales en el sector.

Más adelante, José se convirtió en dirigente barrial. Él, como recuerdan en el lugar, fue uno de los primeros en gestionar el arreglo del parque. También fue una de las cabezas de la dirigencia deportiva.

José es muy recordado y reconocido porque armaba los eventos culturales. El teatro era el plato fuerte de las celebraciones. También lo conocen por su impecable caligrafía.

El hombre de firme figura conoce las historias del sector de lleno. Relata uno de los pasajes más famosos: cuando los vecinos desaguaban los chochos en la quebrada, que antes cruzaba al barrio. “Era un río de gente que llegaba hasta la hondonada”. Lo que más recuerda es que La Magdalena es un lugar de gente trabajadora.

Para él, este rincón de la capital ha sido el escenario de su vida. Así como por las calles de este barrio caminó para conseguir obras, allí también se enamoró. La vecina, doña Virginia Castro, le robó el corazón. Ya van más de medio siglo juntos y contando. Esta pareja tiene cuatro hijos y ya nueve nietos.

La hueca
Para todos los gustos se ofrece en la magdalena

De todo le venden en La Magdalena. En la Mariscal hay una hueca. Foto: Galo Paguay / ÚN

De todo le venden en La Magdalena. En la Mariscal hay una hueca. Foto: Galo Paguay / ÚN

Para todos los gustos y para todos los paladares hay en La Magdalena. Desde motes hasta encebollados. El mercado, agachaditos y restaurantes son parte de la oferta gastronómica en el barrio del sur.

Entre todas las huecas, hay un local que aunque no es tan antiguo, ha ganado fama entre los vecinos. En el restaurante de Víctor Vallejo y su esposa, Mariuxi Rivas, la Sierra y la Costa hacen un mix.

Abrieron hace cuatro años y la pepa ha sido ofrecer comida rica, bastantito y a buenos precios. Con apenas USD 2 sale bien “tanqueado”.

Los desayunos son la especialidad. Pero no es el típico café con pan, le ofrecen tortilla de verde, majado, patacones, morocho, empanadas de viento, café pasado, chocolate...

Mariuxi es manaba y aplica el sabor de su tierra en los platillos. Tampoco se queda atrás en las recetas serranas. Como cuenta, la suegra le enseñó los secretos de un buen morocho y de unas suculentas empanadas.

Víctor nació y creció en La Magdalena y ahora también tiene su fuente de ingresos en el lugar. En el local también trabaja su hijo, Alejandro, quien estudia gastronomía y ya ha aplicado algunos de sus conocimientos en el negocio. Si prueba los bocadillos, sabrá que tienen la firma del joven. El local está en la avenida Maldonado y Caranqui.

Otra hueca fija que no puede dejar de visitar si está por La Magdalena es el mercado. Ahí le ofrecen todo tipo de platillos tradicionales. Los infaltables secos, papas con cuero, motes y tantas otras recetas que son fijas en los barrios de la urbe.

Fiestas llenas de tradicióny color en el último mes
Celebraciones. Una de las fiestas más tradicionales de La Magdalena es la yumbada, en esta, las costumbres ancestrales salen a flote. Al mismo tiempo, es un reflejo del sincretismo. Este mes de diciembre se suele llevar a cabo la yumbada navideña. Al inicio de estos festejos se suelen realizar rituales y ofrendas de consagración a los yumbos y yumbas.

No hay casa barrial pero hay la esperanza
Necesidades. En el barrio no faltan servicios básicos ni calles pavimentadas, hay otros requerimientos. Uno de ellos es la construcción de una casa barrial. Según una de las dirigentes, Gladys Ordóñez, hay el compromiso con el Cabildo para poder tener las instalaciones. Hasta sitio han definido, cerca del mercado del sector. Ahora esperan que se cumpla.