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7 de febrero de 2018 09:30

No lo dude, si llueve baje la velocidad

En Quito ayer, 6 de febrero, se presentaron al menos siete accidentes de tránsito. Foto: cortesía AMT

En Quito ayer, 6 de febrero, se presentaron al menos siete accidentes de tránsito. Foto: cortesía AMT

Evelyn Jácome
(I)

Cuando hay lluvia, cuatro factores entran en juego para los conductores: intensidad de la lluvia, calidad del asfalto, tipo de neumático y velocidad del automotor.

En lluvia el auto tarda más en detenerse, explica Jesús Gómez, de Aneta. Con el suelo seco, si un vehículo circula a 50 km/h y el conductor presiona el freno abruptamente, el auto se detiene 21 m más adelante. Cuando el piso está mojado, una vez que el conductor presiona el freno, el auto para luego de 40 metros.

Si en la carretera hay curvas, descensos, baches y si el labrado de las llantas no es el adecuado, el vehículo podría incluso triplicar la distancia antes de parar.

Gómez también indica que la lluvia leve hace que la visibilidad del conductor disminuya al menos en un 25%, una lluvia torrencial hasta un 70%.

La profundidad del labrado es clave. Durante la lluvia, el neumático debe tener no los 1,6 milímetros que exige del reglamento, sino al menos 3,2 milímetros para tener agarre suficiente, según Gómez. Tome en cuenta que cuando llueve, una capa de agua cubre el suelo y evita un buen agarre del neumático.

Cuando llueve la velocidad no debe ser mayor a los 50 km/h, así el límite permitido sea 90 km/h.

En un aguacero, reduzca la velocidad, encienda las luces, ponga las plumas y aumentar la distancia con el auto de adelante.

Si las condiciones son muy complejas, es mejor parar en un lugar seguro.