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6 de octubre de 2017 07:50

Dueños de casa patrimoniales preocupados por el invierno

Así está la casa afectada de las calles Guayaquil y Galápagos. Foto: ÚN

Así está la casa afectada de las calles Guayaquil y Galápagos. Foto: ÚN

Redacción Últimas Noticias

Otra vez llegaron las aguas y es inevitable que los dueños de las casas patrimoniales, afectadas en la época pasada, se preocupen. También están las que tuvieron daños por los sismos del 2016 y, para rematar, aquellas a las cuales su dueños no les han dado mantenimiento. Son 30 viviendas que entran en esa lista.

Y esas mismas edificaciones se podrán a prueba con los nuevos aguaceros que ya se viven.

Según datos del Instituto de Patrimonio, las viviendas fueron inspeccionadas y se hicieron los respectivos informes técnicos. En 11 de estas se realizaron trabajos de emergencia, como la colocación de cubiertas provisionales, apuntalamiento y, de paso, retiro de los escombros.

Al resto de dueños, donde los daños fueron menores, se les pidió que arreglen. Como señala la normativa, en los predios privados, el resto de arreglos ya corren por cuenta de ellos. Una opción, es acogerse a los programas que tiene el Municipio: le acolitan y luego paga un porcentaje.

De ese grupo de predios dañados, no faltaron aquellos a cuyos dueños se les había notificado, antes de las afectaciones, la necesidad de una intervención. Solo tres de los 30 se han acogido a los planes que ofrece el Cabildo.

Los dueños de casas patrimoniales pueden ir al Instituto (García Moreno y Manabí) y aplicar a los programas. Le guían de una.

Entre las casas históricas afectadas está la de las calles Guayaquil y Galápagos. Se trata de una especie de tres edificaciones en una y ya prácticamente solo queda la fachada. Cinco locales comerciales son lo único que se mantiene totalmente en pie, el resto está destruido.

Arturo Galarza es el encargado de la edificación, que colapsó por segunda vez en abril de este año. La primera vez fue en el 2010. Cuenta que el Instituto ayudó con el apuntalamiento de la estructura y el retiro de los escombros.

El hombre, quien tiene una librería en el sitio, asegura que se encarga de darle el mantenimiento básico para evitar un nuevo susto. El jueves pasado nomás “gasté USD 120 en arreglar goteras y en apuntalar”, aseguró. Gran parte de la casa está cubierta por plásticos negros y tablas.

Cuando colapsó la casa, en buena hora, no había moradores. Sin embargo, además de con los daños, dice Galarza, le toca lidiar con la gente que cree que el predio está abandonado y quiere meterse para ocuparla. Con decirle que la entrada principal está sellada con palos y ladrillos.

Otra edificación que sintió las aguas, además del paso del tiempo y la falta de mantenimiento, fue el antiguo Teatro Cumandá, en la avenida Maldonado. La cubierta del predio se desmoronó y otra parte de la edificación quedó en pie. En esta vivían personas en proceso de recuperación de adicciones, no resultaron heridas.

Ellos no retornaron al edificio, donde ahora solo funciona un restaurante. Puertas adentro, en el área correspondiente al escenario del teatro, están muebles arrumados y tablas. El Instituto colocó una cubierta provisional, con la que al menos ya no se ha metido nuevamente el agua.