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20 de julio de 2017 07:24

Arme una gala para estudiar

La venta de uniformes se realiza en el Almacén Helen, en el centro de la ciudad. Foto: Ana Guerrero / ÚN

La venta de uniformes se realiza en el Almacén Helen, en el centro de la ciudad. Foto: Ana Guerrero / ÚN

Ana Guerrero

Ni bien salen los guambras de vacaciones y ya se alistan los uniformes. En el Centro de Quito, las perchas con los atuendos están ordenadas para recibir a los padres de familia y hay paradas de todo precio.

El trabajo para confeccionar las faldas, pantalones, calentadores y otras prendas, empieza desde enero mismo. Sin embargo, cuenta Fanny Urbina, una de las dueñas de Uniformes Helen, a inicios de julio la tarea se intensifica. No ve que hay planteles educativos que al último cambian los uniformes o modifican algún detalle.

En el Centro hay combos completos desde USD 60 hasta 130. Estos incluyen desde las medias hasta las chaquetas.

Generalmente, los trajes de los hombres son más costosos, por el terno. Por ejemplo, los tres uniformes del 24 de Mayo (diario, parada y cultura física) puede costar hasta USD 112 para mujer y 120, para hombre. El del Mejía, otro uniforme tradicional, bordea los USD 117 para chica y 122, hombres.

En el caso del local de Urbina, hay 17 personas que trabajan en el taller: cortan, confeccionan y rematan. En el trabajo se elaboran, bajito, 300 prendas por cada talla. Como ya son expertas, en confeccionar una falda no se demoran más de 40 minutos. Y la materia prima es ecuatoriana.

Urbina y su familia tienen cuatro locales en total, tres en el Centro y uno en Solanda. Para la venta, ya entre finales de julio y agosto se contrata personal. Completan unas 18 personas.

Aunque la comercialización es buena, en los locales, desde hace unos tres años, se ha sentido una baja. Vicente Escobar, dueño de un local que se trasladó de la calle Sucre hacia la Venezuela, sí se queja con ganas del bajón. Él y otros de los comerciantes tuvieron que mudarse debido a los trabajos de construcción del Metro.

Acuérdese, antes la Sucre era, por excelencia, la calle de los uniformes escolares. Ahora, se ven letreros en las puertas que dicen: “Nos trasladamos a...”.