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16 de junio de 2017 12:42

Acolite a salvar el Centro del Muchacho Trabajador

En el Centro del Muchacho Trabajador N° 1 familias enteras reciben hasta tres comidas. Foto: Ana Guerrero / ÚN

En el Centro del Muchacho Trabajador N° 1 familias enteras reciben hasta tres comidas. Foto: Ana Guerrero / ÚN

Redacción Últimas Noticias

Familias enteras han pasado por el Centro del Muchacho Trabajador N°1 y ahora, a poco de cumplir 53 años, llegó la noticia: el lugar se cerrará y empezó el drama de 109 familias.

La plata, pero, sobre todo la “falta de confianza en la providencia de Dios” son las causas para la decisión, aseguró el padre fundador del Centro, Juan Halligan, jesuita. La orden viene desde los superiores provinciales y el argumento es que “no es sustentable”. El cierre podría ser en agosto.

Sin embargo, el padre recuerda que durante los años de trabajo, muchas veces las cuentas han estado en rojo y lo han logrado. Desde siempre se ha sustentado con donaciones de “gringos como yo”, dijo, y algunos ecuatorianos.

Para cubrir los gastos de este año requieren USD 300 000. Y la angustia en los padres de los chicos que asisten al lugar crece. Allí hay programas de educación, salud, alimentación y hasta se han formado negocios.

Carlos Gómez, director social del Centro, con nostalgia recuerda que el Centro lo construyeron entre todos, con los chicos que el sacerdote sacó de las calles. Él mismo era apenas un niño cuando el jesuita lo encontró en la Plaza Grande, lustrando zapatos. “Esperamos un milagro”.

Los padres de los chicos que asisten al lugar no se resignan y dicen que no bajarán los brazos para evitar el cierre. Yolanda Tenorio, comerciante, cuenta que sus seis hijos crecieron allí. En el lugar aprendieron a ahorrar, a formarse en valores, les han capacitado... Incluso la alimentación es para toda la familia.

El padre agrega que también le indicaron que los programas no son “pertinentes”, tenemos negocios que no funcionan, como el de metalmecánica, pero estaba orientado a que los estudiantes practiquen, dice. “Puede parecer que se está perdiendo fortunas, pero si esto fuera un negocio, pero esta es una obra social”.
El Centro no tiene un ingreso fijo. Así que esperan que alguna institución o la comunidad acolite para evitar el adiós.

La opción que les dan es que se unan al Centro del Muchacho Trabajador de Cotocollao. Este seguirá atendiendo. Sin embargo, para los padres no es una salida, por la distancia y porque, dice Yolanda, “esta es nuestra casa”.