placeholder
Futbolero
21 de noviembre de 2017 08:31

Eduardo Favaro, ¿logra el milagro de ir a la final?

Eduardo Favaro (centro) imparte instrucciones con sus jugadores. Foto: David Paredes / ÚN

Eduardo Favaro (centro) imparte instrucciones con sus jugadores. Foto: David Paredes / ÚN

David Paredes

Eduardo Favaro -DT de El Nacional- se encontraba en Uruguay, por la boda de su hija, cuando llamó a Édder Fuertes para que se quedara en el equipo. Estaba inquieto. Esos días, que debían ser tranquilos por el acontecimiento familiar, el ‘profe’ trataba de estructurar el equipo con el que iba a jugar este año.

Antes del viaje, Favaro había decidido que Fuertes sería excluido de la plantilla, pero a última hora lo llamó y le pidió que se quedara. Le dijo que esta temporada necesitaba dos jugadores por puesto.

“Después de un análisis, vimos que tenía capacidades. Confiamos en él y recapacitamos en la decisión de excluirlo. Somos humildes y autocríticos cuando nos equivocamos”, dice Favaro.

Desde ese momento se consolidó su gestión en el equipo. Con el lateral derecho cerró el libro de pases, que no incluyó a nadie más, incluso a mitad del campeonato.

Según Favaro, una de las claves de este año fue completar su cuerpo técnico. Trajo a su paisano y pana Sergio Panzardo.

“Traer a Sergio fue clave. Es mi asistente. Me conoce ya 10 años y sabe mi estilo de juego y mi forma de ser. Con él planificamos la temporada”, dice el estratega uruguayo.

Según Néstor Landeta, gerente deportivo de los criollos, el armaje del equipo tuvo su complejidad. Con la salida de jugadores como Michael Estrada, Janner Corozo y Christian Lara, se tuvo que analizar qué tenía el club en sus canteras y cuánto se podía pagar en contrataciones.

“Trajimos jugadores que habíamos observado hace un tiempo. Llamamos a Miguel Parrales, que dio resultado. También quisimos traer a Roberto Ordóñez, pero no tuvimos presupuesto”, dice el dirigente que ayudó a armar la plantilla criolla.

Además de los que llegaron, Favaro montó un proyecto de juveniles. Contrató a Gonzalo Cigliutti para que le diera una mano en formativas.

“El club no tiene plata para contratar a los mejores jugadores ecuatorianos. Entonces apostamos por formarlos”, dijo el estratega.

Con los guambras de las canteras, Favaro consolidó un estilo de juego. Según Roberto Garcés, el ‘profe’ les pidió que las transiciones de ataque y defensa sean rápidas. Les enseñó a retener poco tiempo el balón en el medio campo y a generar peligro por las bandas.

Pero no siempre le fue bien. Tuvo un bajón a inicios de la temporada. El club pasó siete fechas seguidas sin ganar. Además, la eliminación en la Libertadores fue un golpe anímico en sus pupilos.

“El respaldo de la dirigencia fue importante. No todos quisieron que me quedara. Estoy acá gracias a los últimos partidos de la primera etapa. Hubo dirigentes que sí pidieron mi renuncia”, dijo Favaro, quien fue clave para levantar el ánimo del equipo tras la derrota en Libertadores ante Atlético Tucumán.

“El ‘profe’ es un líder. Antes de que termine la primera etapa nos reunió en el camerino y nos pidió compromiso. Ahora estamos en pelea de la segunda etapa”, dijo el capitán Franklin Guerra.

Este año llevó entrenamientos a la Escuela Superior Militar. Tomó esa decisión con el respaldo de su preparador físico: César Benalcázar.

“En la Esmil podemos trabajar tranquilos. Además, tenemos condiciones parecidas a las del Atahualpa. Esto ha sido bueno para el equipo y para nosotros”, dijo Favaro.