placeholder
Futbolero
29 de junio de 2017 09:46

Mendoza y Mera arman y desarman en el camerino del Delfín

Danielito Mera (izquierda) y José Mendoza son los ‘propios’ de la utilería del cuadro del Delfín. Foto: David Paredes / ÚN

Danielito Mera (izquierda) y José Mendoza son los ‘propios’ de la utilería del cuadro del Delfín. Foto: David Paredes / ÚN

Del enviado a Manta. (D)

Un cuartito oscuro, angosto y lleno de repisas es la oficina de Daniel Mera y José Mendoza, los dos utileros del Delfín. Ambos son ‘balas’ para resolver problemas, entregar planchadita la ropa a los jugadores y también los pupos que lucen impecables.

En esta habitación, pegadita a los camerinos del complejo Los Geranios del Delfín, se guardan 15 balones, 15 estacas para césped, conos, cintas y cerca de 38 pares de zapatos de los jugadores junto al resto de la utilería del club.

Mendoza y Mera son los primeros en llegar y los últimos en irse del complejo. Mera es el más guambrito y es bien sabido y recorrido en el fútbol. A sus 20 añitos de edad ya acumula dos ascensos (Segunda Categoría y Serie B) y ahora sueña con un Delfín en la Libertadores. Este pelado empezó a trabajar en utilería desde que tenía 14 años. No es el jefe del equipo, pero su experiencia lo avala para tomar decisiones y tener un acercamiento directo con los jugadores y el ‘profe’ Guillermo Sanguinetti.

Mendoza empezó hace casi 10 años en las formativas del Manta. Asegura estar feliz por el momento del equipo en el torneo.

Los utileros no dudan en señalar al venezolano John Chancellor como el más cuidadoso con sus prendas. Él siempre pide que sus zapatos Nike Tiempo blancos luzcan impecables, sin mancha alguna. Por eso, con cepillo en mano, le hacen una lavadita extra de vez en cuando a los pupos del langarote defensor.

Uno de los trabajos más duros es cuando tienen que descargar 7 bloques gigantes de hielo para llenar una piscina, en donde los jugadores se recuperan de los golpes con terapia de frío. Dos camionetas se estacionan tempranito esperando a Mera y Mendoza a que descarguen. ¡Qué duro!